“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad”. (2 Pedro 3:18). La gracia de Dios es la agencia maravillosa a través de la cual Cristo expresa su vida por medio del creyente. El increíble trabajo misionero de Pablo se llevó a cabo porque contaba con la capacitación energética de la gracia de Dios. (1 Corintios 15:10). !La gracia es un ombligo imprescindible para la vida cristiana!
¿Cómo dejamos que la gracia poderosa de Dios fluya en nuestras vidas?
1. Debemos ser humildes. Confesamos nuestra incapacidad de cumplir la voluntad de Dios por medio de nuestros propios esfuerzos. “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”. (Santiago 4:6,10).
2. Debemos depender totalmente de Cristo. Como Pablo afirmó: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13).
3. Debemos ofrecer nuestros cuerpos a Dios como instrumentos de Su vida. “ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”. (Rom 6:13).
Estos principios también se observan en las experiencias del apóstol Pedro: “Respondiendo Pedro (a Jesús), le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces”. (Mateo 26:33,34). Después de la negación, Pedro salió fuera y lloró amargamente. Su confianza en sí mismo se hizo añicos. Después de ser perdonado y tranquilizado por el Cristo resucitado, Pedro estaba dispuesto a ser capacitado por el Espíritu Santo el día de Pentecostés. Simón se convirtió en una “roca” (Cefas) en la fundación de la iglesia por la gracia de Dios (Juan 1:42; Ef. 2:20).
Esta perspectiva de gracia necesita ser reforzada diariamente. En Garantía de por Vida, el Dr. Bill Gillham escribe: “Hay una cosa que todos los creyentes pueden hacer igualmente bien al comenzar cada día. Esa cosa es ofrecer todo lo que somos a Cristo para que exprese Su vida a través de nosotros; que nos use para hacer Su voluntad. Nuestra capacidad para hacer esto no está relacionada con la cantidad de dones espirituales que tenemos, o nuestro talento, inteligencia, apariencia, riqueza, carisma, sabiduría, o las circunstancias… El creyente que sufre grandes pruebas debido a la persecución política, estado civil, el estrés, y así sucesivamente, considera que Dios simplemente le capacita con más gracia para permitir que Cristo se encargue de las cosas a través de él” (P. 227).
Padre nuestro, te damos gracias porque tu gracia es suficiente para dotarnos para vivir por Ti. Mantennos conscientes de nuestra necesidad de depender de Tus recursos, cuando diariamente nos rendimos a Tu perfecta voluntad. En nombre de Cristo te lo pedimos, amén
Derechos de Autor de John B. Woodward, 1998, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.