Uno de los himnos clásicos contiene la oración: “Señor, haz de mi un instrumento de tu paz” [1] Esta petición expresa una preocupación amorosa por los demás. El resultado del amor es la paz que habita en aquel que lo siente. El Señor Jesús prometió a su pueblo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Juan 14:27).
Cuando llegamos a apreciar la plenitud de la paz de Cristo podemos, de una forma despreocupada, quedarnos con ella en vez de compartirla con otras personas. Si ese fuera el caso, estaríamos orando, en efecto, “Señor, haz de mi una esponja de tu paz”. ¡Eso no suena muy dignificante!
Cuando hablamos de confiar en Cristo para que viva Su vida a través de nosotros, se entiende que esto implica que Su vida se extenderá a través de nosotros a los demás. Tal era el patrón del ministerio del apóstol Pablo. Considera estos ejemplos:
“Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas HABIA HECHO DIOS POR MEDIO DE ELLOS entre los gentiles.” (Hechos 15:12).
“Y HACIA DIOS milagros extraordinarios por MANO DE PABLO,” (Hechos 19:11).
“a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que DIOS HABIA HECHO entre los gentiles POR SU MINISTERIOR.” (Hechos 21:19; Cf. 2 Cor. 2:14; Rom 15:18,19).
Podemos por lo tanto notar que la verdadera fuente del ministerio cristiano es el Espíritu de Dios. Su presencia no se destina únicamente para bendecir a cada creyente; Su vida debe ser expresada A TRAVES del creyente para bendecir a otros. El Señor Jesús vino a darnos vida, que es abundante, pero no debemos acaparar esta vida abundante para nosotros exclusivamente.
El predicador y escritor británico, el Dr. W. E. Sangster, apunto acertadamente a este principio en su libro, El Secreto de la Vida Radiante: “Este es un momento de actuar con completa franqueza. Incluso el buscar el secreto de la vida radiante como un fin en sí mismo y algo que usted quiere es espiritualmente imposible. Es contraproducente. Dios hizo esta paz y resplandor el producto de algo, algo que resulta del tener alguna otra cosa con anterioridad. Abre tu naturaleza a la vida de Dios; dale la bienvenida al Eterno en tu estrecho corazón, y la paz y la radiación serán tuyas… pero sólo en la mediad en que a Su vida se le permite el lugar dominante en la tuya y fluye a través de ti a otras personas. Paradójicamente, Dios sólo puede permanecer en ti cuando pasa a través de ti.[2] El codiciar a Dios sólo por lo que vas a sacar de Él es una blasfemia y contradictorio en su esencia misma. “Cuando la vida de Dios entra en un alma humana, sigue siendo la vida de Dios. No puede ser otra cosa que lo que es. Esta en la naturaleza de Dios el amar sin límites y extender la mano en bendición para todos. Él viene gustosamente a cualquier corazón dispuesto PARA QUE EL PUEDA PASAR SUS BENDICIONES A OTROS. El amor de Dios no está estancado [obstruido]. Cuando no puede pasar a otros, no puede llegar a otros. La ley divina es “Dad, y se os dará;…”[3]
Este principio también puede se ilustrado en la geografía de Israel. El Lago de Genesaret (Lucas 5:1; también conocido como el Mar de Galilea) recibe agua del río Jordán en su lado norte. Es alimentado por manantiales al pie del nevado monte Hermón y descarga sus aguas en su lado sur. De ahí en adelante el Jordán sigue su ruta por el valle hacia el Mar Muerto. En los tiempos del Nuevo Testamento, el Lago de Genesaret contenía una gran abundancia de peces, ayudaba con ello al sustento de los varios asentamientos alrededor de él, y fue testigo de gran parte del ministerio terrenal de Cristo. Este lago puede simbolizar al creyente que recibe los dones de Dios para ser una bendición para los demás (Juan 7:38; 4:10). Este tipo de discípulo es un CONDUCTO DE LA GRACIA DE DIOS.
Por el contrario, el Mar Muerto puede simboliza a la persona que vive sólo para sí mismo. El río Jordán corre desde el Lago de Genesaret a 695 metros bajo el nivel del mar hasta el Mar Muerto a 1.285 metros bajo el nivel del mar. (¡La parte más profunda del Mar Muerto se encuentra 1.300 metros más abajo todavía!) El agua se evapora de este mar, pero ningún río fluye de el. El resultado es que el agua del mar tiene un 25% de depósitos de químicos concentrados que dan su nombre al mar; “Muerto” – no puede sostener la vida de los peces. [4]
¿Cuál quieres ser que sea el símbolo de tu vida espiritual: el Mar Muerto o el lago de Genesaret? ¡La clave consiste en dejar que el agua de vida fluya a través de ti! Estos ríos de agua viva están destinados a llevar la paz de Dios a quienes les rodean.
Sabemos que la paz CON Dios viene por medio de la fe salvadora en el Señor Jesús (Rom. 5:1). El misionero John Hyde, por ejemplo, demostró la participación de la vida abundante a través de su ministerio. Un biógrafo dió este episodio de su evangelización en la India para mostrar su carga por los perdidos: “La plenitud del Espíritu Santo en la vida de John Hyde lo convirtió en un guerrero en la oración, un guardián sobre los muros (Isaías 62:6,7). En un viaje a un pueblo lejano, Hyde fue persuadido de que diez almas serian ganadas para el Señor. En el camino, él y un evangelista nativo, con su carreta de bueyes, se detuvieron en una casa de campo de unos desconocidos para pedir agua. El misionero presentó el mensaje de Cristo como Salvador, y mientras que el misionero suplicaba a la familia que aceptasen al Salvador, el misionero local insistía que era hora de seguir adelante en el camino. Hyde, sin embargo, persistió en su presentación del Señor, y ya al final de la tarde, la familia entera, sus nueve miembros, había recibido a Cristo”. ‘¿Qué te parece?’ fue la respuesta de Hyde a la insistencia del misionero nativo que insistía en seguir andando. Fue entonces cuando el padre de familia de aquel hogar, él mismo un nuevo creyente, trajo a un sobrino que había estado jugando fuera de la casa, y los diez todos, los diez entraron al redil.” [5]
La plenitud de la vida en Cristo nos llama a testificar de Su paz que también habita EN los creyentes. La palabra hebrea para paz es “shalom”. Significa más que la ausencia de preocupación, también connota un sentido de plenitud y satisfacción. Los sacerdotes del Antiguo Testamento pronunciaban esta bendición deseando el “shalom”: “Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.” (Números 6:24-26).
Aquellos que aprecian la vida del que habita en ellos deben ser testigos del Evangelio para el creyente – ¡la VIDA salvadora de Cristo que mora en ellos! (Romanos 5:10; Gal. 2:20). Sólo él da “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento.” (Fil. 4:6,7).
Una manera de ser un instrumento de la paz de Dios es distribuir literatura centrada en Cristo. Robert Murray McCheyne escribió sobre esto: “Los hombres regresan una y otra vez a los pocos que han dominado el secreto espiritual, cuya vida ha sido escondida con Cristo en Dios. Estos son de la religión de antaño, colgado de los clavos de la cruz.” [6]
Así que si es posible que hayas sido mas una esponja de la paz que un canal de la misma, reafirma tu oración para ser un medio de bendición para quienes te rodean. Dios llena tu vida para hacerte un instrumento de Su paz.
Notas de Gracia 7 de noviembre, 20 03 (esta es una revisión de la edición del artículo del 7 de agosto, 2000)
NOTAS DE GRACIA Un Instrumento de la Paz de Dios Por John Woodward 7 de agosto 2000
Notas:
[1] La letra de este himno es conocida como La Oración de San Francisco de Asís. Se le atribuye al santo del mismo nombre que vivió durante el siglo XIII, aunque la presente oración no puede ser documentada en su presente forma antes del año 1912. http://es.wikipedia.org/wiki/Oración_de_San_Francisco
[2] El autor se refiere a la plenitud del Espíritu Santo en relación al servicio y el amor a otros (Efe. 5:18; Gal. 5:22). El Espíritu Santo no deja o abandona al creyente nacido de nuevo. (Efe. 1:13). JBW
[3] W. E. Sangster, El Secreto de la Vida Radiante, (Hodder & Stoughton), Pág. 47, 48 Cf. Lucas 6:38.
[4] Nota esta descripción del Mar Muerto (conocido antes del siglo II D.C, como el Mar Salado):”… hay algo en la esterilidad dominante y la estampa seca y quemada de las costas, el calor sofocante, el ocasional olor a azufre, la marisma triste en el extremo sur, y los pedazos flotantes de maderas muertas en sus márgenes, que nos llevan a justificar el título que tantos siglos le han dado al lago, y que podemos estar seguros de que nunca perderemos, [el Mar Muerto].” -Smith, Diccionario de la Biblia. “El Mar Salado.”
[5] V. Raymond Edman, Encontraron el Secreto (Zondervan), Pág. 71, 72 .
[6] Estas ideas se depositan en clásicos como el libro de devoción popular, Mi Máximo por Su Supremo. Su autor, Oswald Chambers, diligentemente enseñó la plenitud de la gracia de Dios y la paz durante su escandía en la Escuela de Entrenamiento Bíblico en Inglaterra y más tarde durante su servicio en el YMCA en Egipto durante la Segunda Guerra Mundial.
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Derechos de Autor de John B. Woodward, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo