Una Imagen de Victoria y Reposo Espiritual (Tercera Parte/Conclusión)

NOTAS DE GRACIA

“Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;” (2 Cor. 1:9)

Sigue la Presencia de Dios, y mantén tu vista en El mientras caminas por fe. La sabiduría de Dios es locura para el mundo. El punto de la historia es muy claro. Debemos identificarnos con el Señor Jesús y seguirlo. El Señor fue bautizado en el Jordán tomando una actitud inmovible para ir a la cruz (Lucas 9:53; 12:50). Nosotros también debemos reclamar como nuestra la promesa de Gálatas 2:20. ¡Fuimos crucificados con Cristo y nuestras vidas individuales TERMINARON! Debemos aceptar esa realidad y considerarnos muertos al pecado (Rom. 6:11).

Nuestro “bautismo” inteligente es mostrar al Padre que estamos diciéndole “adiós” a nuestra vieja manera de confiar en nuestra propia vida, y que ahora consentimos a nuestra muerte con Cristo. Ahora elegimos que para nosotros “el vivir es Cristo”, y que nos levantó de los muertos en Su resurrección. Nuestra vida está “escondida con Cristo en Dios”, (Col. 3:3). El viejo hombre está enterrado con El, y la vida que tenemos ahora es Suya (en nuestro espíritu). Con un corazón recién circuncidado, empezamos a disfrutar de un verdadero festín en El (1 Cor. 5:7-8).

El “descanso” al que entramos es aquel que encontramos cuando renunciamos a nuestra antigua vida carnal de incredulidad y recibimos el Espíritu de la vida misma del Resucitado Hijo (en la práctica, en el alma). Seguimos adelante y nos convertimos en “más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” (Rom. 8:37). ¡Hemos tomado, por fe, la decisión de “no más”! , Y ahora Cristo vive en nosotros (como una verdadera experiencia para el creyente).

Es necesario que lleguemos a la cruz y aceptemos que “Estoy crucificado con Cristo.” Vemos Su muerte, como nuestra propia muerte. El fue colgado en la cruz hasta que todo estaba terminado. Se nos ha llevado al otro lado (Jordán). Ahora estamos en el ejército del Señor, y las armas de nuestra milicia NO son carnales, (2 Cor. 10:4). Efesios 6:10-18 nos dice que debemos estar fortalecidos en el Señor y en el poder de Su fuerza. Nos debemos vestir de toda la armadura de Dios, y con toda clase de oración tomar la espada del Espíritu para hacer frente a los enemigos de la Luz. ¡Un ejército de rodillas… invencible!

Una vez que comenzamos a ver que TODO el Libro es acerca de Él y de la maravillosa verdad del Evangelio…. nos transportamos a una nueva dimensión del estudio de La Biblia. Todo antes de la cruz apuntaba hacia El y todo lo que ha sucedido desde la cruz apunta nuevamente hacia El. Cuando el Hijo fue obediente hasta la muerte en la cruz, y Se dispuso a Si mismo como el juicio por nuestros pecados, Se enfrentó a la ira de Dios como nuestra propiciación (Rom. 3:24-26). Dios el Padre demostró que Su pago fue perfecto habiéndolo levantado de entre los muertos y Sentándolo en el trono de la eternidad como el Señor de todos. Él es el Señor de los Ejércitos. Somos Su sacerdocio real, y un ejército de los que le adoran en el Espíritu (Fil. 3:3).

“Pero los que son de Cristo han (posicionalmente) crucificado la carne con sus pasiones y deseos”.

(Gálatas 5:24). La vida del “Yo” debe ser terminada, no remendada.

Por fe, debemos tener el funeral de nuestra propia vida (la basada en el “YO”), y la coronación de la vida en el rey que habita en nosotros. En todas las cosas El debe tener la preeminencia. Tengo que preguntarme si he hecho esto. El Nuevo Pacto exige una circuncisión interna de nuestros corazones. “Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.” Nuestra verdadera ciudadanía está en los cielos (Fil. 3:3,20). Hemos muerto y nuestras vidas están ahora escondidas con Cristo en Dios.

¡Desde la carnalidad hasta Canaán, ahora Cristo ha de ser nuestra propia vida! Mientras seguimos en esta tierra debemos negar nuestra propia vida y tomar nuestra cruz (Lucas 9:23). ¡Esta es una elección de amor diaria! ¡La resurrección es la vida que nos espera al otro lado de la cruz! Por el poder del Espíritu Santo, vamos a hacer morir nuestros miembros que permanecen en la tierra y a seguir Sus pasos (Rom. 8:13).

Con asombro y fe celebremos la fiesta de Cristo, nuestra Pascua (1 Corintios 5: 7-8). Que Dios nos de una visión gloriosa del capitán de los ejércitos del Señor de los Ejércitos, y entonces Él nos guiará en Su triunfo a todas las promesas de Dios.


(Parte 3 de 3. Las primeras dos partes están en Gracenotebook.com)

Al Whittinghill, Kneemail, edición de febrero de 2010, usado con permiso. awhittinghill@mac.com

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Derechos de Autor de NOTAS DE GRACIA de Al Whittinghill, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.

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