Caminando Por Gracia

“Sublime Gracia, siempre será mi canto de alabanza,

Porque fue la gracia la que compró mi libertad;

No sé por qué El vino a amarme,

Miró más allá de mi culpa y vio mi necesidad.”

Las palabras de ésta canción agradecen la bendición maravillosa de la gracia de Dios en la vida de su pueblo. Continuamos nuestro enfoque en Colosenses 2:06, señalando en particular la gracia de Dios en la vida del discipulado: “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él”.

La única manera de convertirse en un hijo o hija de Dios es recibiendo al Señor Jesucristo como Salvador personal (John 1:12). Esta entrada en la familia de Dios se logra por la GRACIA de Dios mediante la fe. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios no por obras, para que nadie se gloríe.” (Ef. 2:8-9). Nunca nos podremos gloriar de haber ganado la vida eterna, porque se basa exclusivamente en la bondad inmerecida de Dios hacia nosotros – Su GRACIA. Las buenas obras son fruto de una nueva vida, pero no forman parte de la raíz: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. (Ef. 2:10).

¿Te parece demasiado fácil – demasiado simple? Nuestra tendencia natural de merecernos la aceptación basada en nuestros méritos se resiste a aceptar la pureza de la gracia de Dios. Sin embargo, las Escrituras son claras: “Pero al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”. (Rom 4:5). “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia…” (Rom 11:6). ¡No es de extrañar que el himno de John Newton, Amazing Grace (Sublime Gracia), tenga un significado tan grande para el pueblo de Dios!

” de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en El”. ¿Cuál es el papel de la gracia de Dios en la vida abundante en Cristo? Es vital para la Cristo-Vida. La gracia es vital para recibir y usar los dones espirituales (Efesios 4:7; 1 Pedro 4:10), al igual que la gracia es vital para dar generosamente (2 Corintios 8:6,7), así como es vital para ministrar fructíferamente (Gal 2:9; Ef. 3:8). La gracia es aún vital para sufrir productivamente. (2 Corintios 12:9).

De la misma forma en que algunos malinterpretan la gracia de Dios en la salvación, tampoco entienden la importancia de la gracia en la vida cristiana. Esta gracia no es una excusa o licencia para pecar (Judas 4), lo que aumentaría el castigo (disciplina) de Dios (Hebreos 12:6). Tampoco es una excusa para la pasividad. Pablo demostró el equilibrio de la gracia y la cooperación entusiasta con Dios en el ministerio: “Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”. (1 Corintios 15:9,10).

Charles G. Trumbull expone acerca de la suficiencia de la gracia de Dios para el creyente en el pasado, el futuro y el presente. Tras señalar que fuimos justificados por la gracia en el pasado, y que seremos glorificados en el futuro por la gracia (Rom 3:24; 8:25, 29, 30), escribió “La gracia no significa que Dios está fuera y mira sonriente en nuestra dirección. La GRACIA significa su tremenda actividad omnipotente, la dinamita del cielo logrando cosas en nuestro nombre, totalmente independiente de lo que somos y de lo que hacemos.” (La victoria en Cristo, p.56). Luego se pregunta a si mismo acerca del papel de la gracia de Dios en la vida cristiana: “¿No hay

ninguna esperanza? ¿Tiene la gracia algún mensaje para nosotros, en estos momentos, entre el comienzo maravilloso (la salvación) y el final maravilloso (la glorificación)?… ¡Sí, gracias a Dios, la hay! Hay tanta esperanza para nuestros días presentes como habrá al final y como hubo al principio y ésta es realmente la gracia de Dios… “Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, porque no estáis bajo la ley sino bajo la gracia”. (Rom 6:14). Usted no está bajo la ley, que dice ‘Haga’, sino que está bajo la gracia, que dice: “consumado es”, ya que la gracia excluye las obras del proceso liberador del dominio del pecado. El espacio de tiempo entre nuestra justificación y nuestra glorificación será un tiempo glorioso, si lo consideramos bajo los mismos términos que utilizamos al principio (la salvación) y al final (la glorificación). ¡La Gracia! ¡Simple la fe! ” (p.62-64).

Pedro también nos exhorta a “crecer en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”. (2 Pedro 3:18). La gracia de Dios está a nuestra disposición con Su suministro infinito! “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;” (2 Corintios 9:8).

¿Cómo se puede “caminar” en ésta gracia de Dios? Entre otros principios, debemos confiar completamente en Cristo como nuestra Vida (Gal 2:20) humillándonos delante de nuestro Padre Celestial: “Pero El da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. (Santiago 4:6).

“El da más gracia cuando la carga crece;

Envía más fuerza cuando aumentan las labores.

Añade Su misericordia cuando aumentan las aflicciones;

A las pruebas multiplicadas, multiplica Su paz.

Su amor no tiene límites, su gracia, no tiene medida,

Su poder no tiene límite conocido a los hombres;

Porque de su infinita riqueza en Jesús,

El da y da y da nuevamente.”

(Annie Flint Johnson)

Padre nuestro, nos regocijamos en Tu maravillosa gracia que nos dio nueva vida mediante la fe en Cristo. Te amamos y dependemos completamente de la actividad de Tu gracia para obedecer las directivas de Tu Palabra. Por el amor de Cristo, Amén.


Derechos de Autor de John B. Woodward, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.