Gracia Futura

NOTAS DE GRACIA

Gracia Futura

Por John Woodward

A través de los años he tenido la oportunidad de hacer muchos viajes por avión. Una de las impresiones persistente es la de los rostros ansiosos circulando las puertas del aeropuerto, esperando a aquellos que habrán de desembarcar. Cuando los pasajeros son divisados por sus amigos o familiares, ellos son recibidos con expresiones y abrazos de gozo. Si la partida es la “dulce tristeza”, la reunión es la “dulce felicidad”. ¡La anticipación de tales reuniones sin duda alienta a los viajeros!

Antes de un vuelo con destino a Atlanta, me encontré con un amigo en la terminal del aeropuerto donde los pasajeros se reunieron para abordar el avión. Tuvimos media hora para ponernos al día sobre temas de interés común. Le dije a Brian que estaba deseando ver a mi padre más tarde esa mañana en Atlanta. Cuando nuestro avión aterrizó allí, Brian desembarcó antes que yo. Al pasar por la puerta de la terminal, vio a un hombre mayor a quien le notó un parecido notable a mí. Atreviéndose a conocer su identidad, le dijo a mi papá: “¿Esperas a John? Está en el avión y va a salir pronto”. ¡Mi padre estaba algo desconcertado porque no sabía como éste extraño lo había reconocido, pero estaba contento de oír que eventualmente yo iba a salir del avión! Cuando al fin nos reunimos, ambos estábamos felices.

Cuando reflexiono sobre los pensamientos de la gente que espera con impaciencia la llegada de sus seres queridos, me imagino la alegría de los creyentes en Cristo, cuando un día Le veamos cara a cara. ¡Oh la alegría de la reunión familiar que tendremos con los que han “dormido en Cristo” (1 Tes. 4:14). El racimo de bendiciones prometido a los creyentes son aspectos de la “gracia futura”.

La mayoría de los cristianos viven en la gracia que YA han experimentado – algo que es maravilloso de contemplar. Como lo expresó John Newton, “Sublime gracia del Señor que a un infeliz salvó. Yo ciego fui, mas veo hoy. Perdido y Él me halló” (Cf. Ef. 2:8,9).

A medida que crecemos espiritualmente, nos percatamos de que la gracia es esencial en el PRESENTE para vivir la vida cristiana. A medida en la que nos humillamos y admitimos nuestras necesidades, Dios “da más gracia” para expresar su Vida a través de nosotros (Santiago 4:6; 1 Corintios 15:10; Rom 5:10).

Consideremos la gracia FUTURA. Esto se apoderó del corazón de un discípulo que fue advertido por el Señor Jesús: “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras”. (Juan 21:18). Este discípulo escribió a la iglesia primitiva en relación con su profetizado martirio “Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación; sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado”. (2 Pedro 1:13,14).

¿Cómo te habrías sentido si supieras que este juicio te esperaba? ¿Podrías haber mantenido una vida alegre y un ministerio fructífero? Pedro lo hizo, y mencionó un recurso vital que lo fortificada. Pedro estaba seguro de su destino en el cielo y aprendió a enfocar su esperanza en la gracia futura “(1 Pedro 1:3-5).

Pedro dio instrucciones a los que fueron objeto de persecución bajo el infame emperador Nerón: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;” (1 Pedro 1:13). La expresión “ceñid los lomos” es una figura del lenguaje que significa: “preparad vuestras mentes para la acción”. Habiendo hecho esto, debemos “ser sobrios.” Debemos tener un entendimiento claro de las implicaciones de la verdad de Dios. La verdad en la que nos centramos ahora es la gracia futura. Esta es la gracia “que debe ser presentada a usted” (como un hijo de Dios). ¿Y cuando será distribuida esta gracia? Será dada “en la revelación de Jesucristo” – en su Segunda Venida.

¿Cuáles son algunas de las dimensiones de ésta gracia futura?

En primer lugar, veremos la gloria del cielo.

Los que mueren en Cristo están “ausentes del cuerpo y presentes al Señor” (2 Cor. 5:8). Nuestro Señor aseguró a los discípulos la noche antes de su crucifixión: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; VOY, PUES A PREPARAR LUGER PARA VOSOTROSvendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14:1-3). Esta esperanza sustentó a los creyentes en la época del Antiguo Testamento que vieron ésta vida como una peregrinación en el camino al glorioso reino futuro: “Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad”. (Hebreos 11:16; Cf. Heb. 13:14).

En segundo lugar, ¡Vamos a ver a Cristo en su gloria!

“Aguardando la esperanza bienaventurada y la MANIFESTACION GLORIOSA de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,” (Tito 2:13). Pedro había afirmado la importancia de la fe; por la fe los cristianos aman a Jesús, aunque Él no es ahora visible en la tierra (1 Pedro 1:8). Sin embargo, nos hacemos eco del escritor de himnos: “Y Señor, apremia el día, cuando la fe se convertirá en vista, las nubes serán desenrolladas como un pergamino, la trompeta resonará, el Señor descenderá, aun así, todo anda bien con mi alma.” [1]

En tercer lugar, ¡Los creyentes que vivan en la tierra en el momento del regreso de Cristo pasarán por alto la muerte física!

Pablo habló de este misterio que fue revelado a través de él: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” (1 Cor. 15:51-54, Cf. 1 Tes. 4:17).

En cuarto lugar, se nos dará un cuerpo glorificado.

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. (1 Juan 3:2,3; Fil. 3:20,21, Rom. 8:23,29).

Observe que esta esperanza no es un deseo escapista de “fabricar castillos en el aire.” Más bien, es una esperanza purificadora, una esperanza práctica, y una esperanza santificadora. (1 Cor. 15:58; Tito 2:11-14).

Esta visión de la gracia futura debe controlar nuestros corazones. JF Strombeck señaló la importancia vital de la visión: “La visión juega un gran papel en la vida de los hombres. Una visión mantendrá a un hombre en el camino recto hasta que sea alcanzada. Le sostendrá durante los días de dura prueba y dificultades. Le causará el negarse a sí mismo cosas que podrían interferir con la plena realización de su visión. Una visión nos es una gran ayuda en la disciplina… Es debido a este poder de la visión para transformar la vida misma de una persona que la gracia le enseña al creyente a buscar la venida del Señor Jesús. Siendo esto así, es difícil de esperar que la perspectiva correcta de la vida se encuentre entre los creyentes que no esperan este gran evento y no están conscientes de su importancia para ellos. Es difícil pensar que cuando esta verdad se ha apoderado de una persona no dejará una impresión profunda y duradera en su vida.” [2]

No en vano la esperanza está incluida – junto con la fe y el amor – en la tríada de las gracias especiales cristianas (1 Cor. 13:13). Esta gracia sostuvo al apóstol Pedro en los días previos a su martirio; esta gracia puede sustentarte a ti también en tus dificultades futuras. ¿Dónde has puesto tu esperanza? ¿Qué tal si la pones en las bendiciones de la gracia futura?


Notas:

[1] “Todo está bien con mi alma (De paz inundada)” de HG Spafford, cuarta estrofa del original en ingles.

[2] “Disciplinado por Gracia”, por JF Strombeck (Moody) p.124.


Derechos de Autor de John B. Woodward, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.

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