NOTAS DE GRACIA: Irritaciones Que Transforman
Cuando fui a estudiar al Florida Bible College después de la escuela secundaria, compartí mi habitación con otros dos compañeros. Los dos eran muy viejos (¡25 y 31 años de edad, si mal no recuerdo!) Además, ambos eran veteranos de las fuerzas armadas. El más joven era un infante de marina, ni más ni menos. Cuando olvidé hacer mi cama (como suelen hacer los jóvenes de 17 años de edad), encontré una nota pegada a mi litera con una tarea para que hiciera ejercicios: “¡No olvides hacer tu cama!” Aunque teníamos algunas diferencias, las lecciones relacionales en el dormitorio eran casi tan valiosas como las que recibíamos en las aulas.
¿Cómo sueles reaccionar cuando te encuentras en una relación frustrante? En la fricción del momento es fácil perder de vista a Romanos 8:28-29: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Tendemos a definir “bueno” como lo que es agradable y cómodo; sin embargo, Dios define “bueno” a aquello que se basa en Su objetivo final para todos los creyentes. “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” (V. 29). Dios puede transformar nuestras irritaciones en crecimiento espiritual si permanecemos en él.
Esta perspectiva de la fe radical nos desafía a ver las cosas desde el punto de vista de la sabia (y, a veces, inescrutable) providencia divina. Sin embargo, esta aceptación de la voluntad permisiva de Dios puede liberarnos del sube y baja del vivir de acuerdo a nuestras emociones y circunstancias.
Una niña delincuente de 13 años de edad tenía conflictos con su compañera de dormitorio. Cuando buscó consejos, fue llevada a Colosenses 4:6 “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.” Cuando se le preguntó si estaría dispuesta a trabajar en un proyecto que podía darle una perspectiva completamente nueva sobre su situación, ella estuvo de acuerdo. Un asistente personal le ayudó a buscar 15 razones “por qué Dios permitiría a la niña tener una compañera de cuarto con la que no podía entenderse.” Armada con una actitud de fe y una perspectiva del propósito general de Dios, pudo escribir la siguiente lista:
1. Me ha motivado a responder correctamente cuando estoy molesta con los demás.
2. Me ha ayudado a descubierto derechos que aún no he dado a Dios.
3. Me ha obligado a aprender más sobre el mandamiento de amar a mi prójimo como a mí misma.
4. Me ha dado la oportunidad de alabarla frente a los demás.
5. Me ha ayudado a aprender a relacionarme con los demás.
6. Me ha enseñado a cooperar con otras personas en situaciones difíciles.
7. Me ha motivado a orar con más frecuencia.
8. Me ha hecho volver a Dios como a un amigo.
9. Me ha acercado a mi familia.
10. Me hace feliz que hay personas con las que es más fácil llevarse bien.
11. Me ha mostrado maneras de no irritar a los demás.
12. Ha causado el crecimiento espiritual en mí.
13. Me da una perspectiva de la eternidad – cuando todo el mundo será perfecto.
14. Me ha enseñado a ser más amable.
15. Me ha motivado a pensar en las necesidades de los demás. [1]
Del mismo modo, el apóstol Pablo encontró el estímulo de Dios para poder ver sus dificultades como oportunidades para descubrir la gracia sustentadora de Dios. Les declaró a los corintios su lucha para poder aceptar los propósitos superiores de Dios: “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (2 Corintios 12:7-10).
Stewart Dinnen, un líder misionero y director de una escuela bíblica, recordó una carta de un estudiante que aprendió esta lección acerca de la gracia: “Tal vez la lección más importante que el Señor me empezó a enseñar en la universidad fue: ‘Dad siempre gracias por todo’. Aprendí a mirar detrás de las difíciles circunstancias y a ver a un Dios de amor que sólo ponía presiones sobre mí para probarme y acercarme a El… Parecía que Dios estaba constantemente permitiendo que me metiese en situaciones en las que mis reservas eran inadecuadas para que pudiera recurrir a Sus recursos ilimitados. Habiendo llegada al fin de mi mismo, he descubierto que Dios es todo lo que El ha prometido ser. Fue solamente la presión lo que me llevó a un lugar de riquezas de un nuevo amor hacia Dios y simple dependencia en El.” [2]
La semana pasada nuestra familia se encontró en circunstancias irritantes. Estábamos conduciendo desde Ontario, Canadá a Tennessee, EE.UU., para una conferencia de educación cristiana. Después de un par de horas de viaje, oímos un crujido en la rueda trasera derecha de nuestra camioneta – ¡no un sonido que yo quería escuchar! Los frenos se habían roto y poco a poco fui capaz de salir de la carretera sin causar un accidente. Después de orar y esperar unos minutos, me puse en marcha en busca de un teléfono. Por suerte, a un kilómetro de distancia había una pequeña tienda y un teléfono. Después de llamar a un servicio de emergencias de carreteras, me acerqué de nuevo a la furgoneta donde la familia esperaba. Cuando llegó la grúa, el conductor descubrió que el problema estaba en la rueda trasera y llamó a una grúa de cama plana en su lugar. (Oremos por Scott, quien amablemente recibió un tratado del evangelio y escuchó unas palabras de testimonio.) Por último, el nuevo camión llegó, y Scott subió nuestro vehículo hasta el camión de cama plana. Aunque parezca increíble, se nos dijo que nos quedáramos en la camioneta. ¡Viajamos en la parte trasera del camión de remolque y quedamos asombrados por la vista desde aquella altura! Para hacer un cuento largo algo mas corto, el taller fue capaz de arreglar nuestro vehículo por la tarde. Pasamos nuestro tiempo caminando alrededor de la ciudad e incluso encontramos un sendero natural. Ya que habíamos iniciado nuestro viaje temprano, la demora no causó problemas. ¡Fuimos bendecidos aún más al día siguiente, cuando algunos amigos cristianos nos dieron un regalo que casi cubrió el costo de la factura de reparación! Mirando atrás hacia aquel episodio, pudimos ver el cuidado de Dios que velaba por nosotros.
Durante la conferencia en Tennessee, mi esposa y yo le dijimos “sí” al Señor en relación al compromiso de educar bíblicamente a nuestra familia en el hogar. Fue una decisión que nos empujó grandemente para salir de la zona de nuestra comodidad. ¡Si la fuerza de Dios se perfecciona en la debilidad, vamos a necesitar mucha fuerza habilitadora para esta nueva aventura del discipulado familiar!
Cuando nos encontramos con dificultades que van más allá de nuestras fuerzas, somos “juntados a Cristo” como el único que nos puede sostener. Como Andrew Murray señaló: “¡Cuántas veces los cristianos han pensado que éramos capaces de hacer lo que es bueno! ¿Con qué frecuencia pensamos que nos estamos haciendo mejores a nosotros mismos? Recordemos las palabras de Cristo: ‘Aparte de mí nada podéis hacer’ y en lo sucesivo confiemos solo en El. ¡Qué motivo de acción de gracias! Cristo nos ha unido a Sí mismo, por lo que habita dentro de nosotros. Él puede trabajar en y a través de nosotros cada día y todo el día. Este es el secreto de la vida espiritual: el Señor Jesús obrando en nosotros, El nos habilita para poder hacer Su obra.” [3]
Así que, cuando te sientas frustrado por las relaciones y las circunstancias difíciles de tu vida, déjalas que te empujen a los brazos de tu fiel Salvador. El te puede dar la sabiduría para que veas todas las cosas trabajando juntas para tu máximo bienestar. ¡Él puede transformar tus irritaciones en beneficios espirituales!
Notas
[1] de “Asesoramiento Eficaz”, parte 5, I.B.L.P. http://www.iblp.org
[2] Dinnen Stewart, “Cuando Te Digo Anda” (CLC) p.50.
[3] Andrew Murray “El Secreto de Cristo Nuestra Vida” (CLC), p.40.
Derechos de Autor de John B. Woodward, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.