La Emancipación de la Tiranía del Pecado (Rom. 6)

NOTAS DE GRACIA

“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.” (Rom. 6:4-6).

En respuesta a la pregunta: “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” el capítulo 6 nos da cuatro respuestas. (1) No puedes (versículos 1-11), (2) No te es necesario (versículos 12-14), (3) No debes (versículos 15-19), (4) Mejor que no lo hagas (20-23). ¡Lo primero que Pablo hace es razonar con el que hace la pregunta, seguidamente le hace una súplica, posteriormente le da órdenes, y, finalmente, le alerta con advertencias! Hay razones, “no se puede.” Hay una súplica, “no es necesario.” Existe una orden, “no debes”. Termina con una advertencia, “¡es mejor que no lo hagas!” Esta es una síntesis del capítulo…

Hay tres características dominantes en estas respuestas con respecto a estar libre de pecado, que se menciona en los versículos 17, 18 y 22. El pecado en este capítulo debe ser siempre con letra mayúscula, ya que no se menciona ni una sola vez en el plural. El tema no es “libre de pecados”, como en el capítulo anterior, donde la justificación nos libera de los pecados. Es algo que va mas allá; es la emancipación de “Pecado”, como un patrón que tiraniza a sus esclavos…

(1) La forma en que se asegura la libertad se da en los versículos 1-11.
(2) La libertad debe ser totalmente ejercitada y disfrutada (versículos 12-14).
(3) La libertad no es el fin en sí misma, pero es una condición de algo mayor – una condición de la santidad y la vida (15-23).

El Método de Liberación

Investiguemos particularmente el método de liberación. Existe un paralelismo en los primeros once versos de Rom. 5 y Rom. 6. En el primer caso hemos establecido las implicaciones de la muerte de Cristo por nosotros; en este último caso las implicaciones de nuestra muerte con Cristo…. ¿Cómo, entonces, se lleva a cabo la liberación? ¡Por la muerte! La muerte es la entrada a la vida, y es por nuestra propia muerte. La liberación de la culpa y la pena del pecado son posibles sólo por la muerte de Otro por nosotros, pero la liberación de la esclavitud del pecado depende de nuestra muerte con El. La única forma de liberación del pecado es la muerte al pecado, porque al morir pasamos a un reino donde el pecado ya no existe, donde la ruptura con el pecado es completa y definitiva.

Esa actitud de la muerte se insinúa y está simbolizada en el bautismo. Ya estamos muertos al pecado – ¿cómo podemos vivir en él? El pecado es odiado – no “los pecados”, sino el Pecado, el amo tiránico. Cuando fuimos bautizados, ¿representó nuestro bautismo que habíamos muerto al pecado? Si no, ¿vamos a dejar que lo signifique ahora? El bautismo habla de la unión con Cristo, unidad, la incorporación, la asociación con El. Esta unión es algo que ya se ha completado, ya que es la unión con todo lo que Él es, en todas Sus relaciones. La unión con Él en Su muerte, en un corte completo con la vieja vida. El Entierro le sigue. La muerte y el entierro son los portales de la resurrección, que “así también nosotros andemos en vida nueva” – nueva en su calidad, en su naturaleza, en su carácter.

No es de extrañar que Pablo oró para que pudiera conocer el “poder de su resurrección” (Fil. 3:10; Ef. 1:19,20). No hay otro poder suficiente para la emancipación del pecado, y para una vida de santo servicio. Ese es el método mediante el cual funciona el poder de la resurrección. Si te apoderas de este poder, evitarás la decepción y el fracaso. La novedad de vida es una secuela, si hemos muerto con Cristo. La unión con Él es una unión en todas las cosas, desde el principio hasta su consumación (versículo 5). Comienzas con la unión con Cristo en su muerte, y una vez unidos, eres llevado hasta Su resurrección. Esta unión no será nuestra en toda su plenitud hasta que este cuerpo físico llegue a ser como Su cuerpo glorificado. Entonces seremos como El en todos los aspectos, incluso en el cuerpo, porque el último fin de este cuerpo es un nuevo cuerpo. Esto no nos priva de la vida en el presente, pero el “nuevo cuerpo” representa el final del proceso.

“Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido”, discapacitado, impotente e inoperante. Este cuerpo de pecado es todavía un cuerpo de pecado, incluso en el caso de un creyente. Las inclinaciones al pecado están en él (“la carne”). “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;” (Rom. 6: 12)

¿Qué hay del “viejo hombre” (lo que éramos en Adán, identificados por nuestros espíritus no regenerados)? El término parece ser necesario cuando entra en existencia el “nuevo hombre”. Pablo debe encontrar un término para describir algo que había en él antes de que el “nuevo hombre” llegara a existir. En Gal. 2: 20, existe la implicación que el “viejo hombre” era el “yo” que se expresa en la oración – “he sido crucificado con Cristo.” Podríamos decir que el “viejo hombre” es la vieja personalidad, pero esto parece una exageración, porque eso significa más de lo que quiero decir. Respecto a esto, Pablo usa la palabra “carne”.

Durante años confundí al “viejo hombre” con “la carne”, pensando que eran una misma cosa. Ahora veo que es imposible, porque hay dos cosas relacionadas con el “viejo hombre” que las separan: (1) “nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El” (Romanos 6: 6) y (2) en las epístolas a los Efesios y a los Colosenses, la alusión al “viejo hombre” (se utiliza la alusión a la “ropa vieja” en Ef. 4:22), debe ser “despojado”. De hecho se dice que ha sido despojado (Col. 3:9). El Calvario es el lugar donde el “viejo hombre” fue crucificado. Nosotros mismos, así como nuestros pecados, fuimos llevados allí. El “viejo hombre” fue ejecutado como un criminal rebelde y sin esperanza (legal y espiritualmente)…. La tarea de crucificar al “viejo hombre” no se nos deja a nosotros; Dios mismo lo ha hecho, y tenemos que considerarlo como algo que ya se ha hecho (“consideraos” – v. 11]. Pero la “carne” se deja para que el “nuevo hombre” la crucifique (negar radicalmente) (Gálatas 5: 14). El “viejo hombre” está crucificado, pero su naturaleza, sus tendencias, sus hábitos involuntarios, permanecen (“la carne “)…

… Pero la muerte del esclavo no es más que uno de los lados de este asunto. “Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;”. Compartimos esa vida ahora. Necesitamos Su vida antes de que podamos morir al pecado con El, y todo lo que el pecado alguna vez significó para nosotros. Necesitamos Su vida para que podamos considerarnos muertos al pecado diariamente. Observa nuevamente que esto no es el morir a “los pecados”, pero “al pecado”, es por eso que se ha completado en un acto. Morir a los “pecados” no es algo que esta “completo” y “terminado”, es algo que se lleva a cabo un día detrás del otro. Murió – también nosotros. Vive – también nosotros. Esto debe ser nuestra consideración constante.

… Cada punto de la vida completa se encuentra en la Cruz.


Un extracto de El Evangelio Para El Creyente, capítulo 2: En Romanos Cáp. 6 – Del Pecado a La Justicia. El capítulo completo está en línea en http://www.GraceNotebook.com / Clásicos. El contenido entre corchetes ha sido añadido por JBW. Véase también la definición de los términos de GFI y el contraste entre “El viejo hombre” y “la carne”: https://gracenotebook.com/the-relationship-between-the-terms-old-man-and-flesh/

__________________________________________________________________________________
Derechos de Autor de NOTAS DE GRACIA de John B. Woodward, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.