Las Garantías de Dios (Primera Parte)

Mi temor de pagar una factura costosa por unas reparaciones me causó ciertas ansiedades innecesarias. Esta primavera me encontraba posponiendo el inevitable reemplazo del calentador de agua en nuestro hogar. ¡Lo que comenzó como una ligera fuga en la unidad, eventualmente se convirtió en la necesidad de utilizar varias toallas bañeras cada día para recoger el agua que se escapaba! Cuando me di por vencido y admití que usar mis toallas era una causa perdida, me dispuse a contactar a la tienda y a enfrentan la desagradable perspectiva de pagar otra cuenta por reparaciones.

Mi pequeño drama tomó un giro feliz inesperado. Una inspección más detallada del calentador de agua de 50 galones reveló una etiqueta pegada al calentador que decía: “garantía de por vida.” ¡Aleluya! Efectivamente, llamé por teléfono a Whirlpool, el fabricante, con los detalles y me autorizaron para reemplazar el calentador defectuoso por uno nuevo – ¡gratis! Nuestro único costo fue el plomero que nos ayudó a salir del viejo calentador e instalar uno nuevo.

¡Si solo hubiera sabido de la garantía de por vida antes! Podría haber evitado esos frustrantes meses de recogida de agua. [1]

Este episodio me hizo pensar en una garantía de por vida que es aún mejor – Las seguras promesas de Dios. En una época donde muy pocas personas u organizaciones son confiables, es maravilloso descubrir cómo el Dios vivo y verdadero ha tomado medidas adicionales para asegurarnos de que Él es digno de confianza.

Vamos a ver cómo Dios – el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo – ha dado a los creyentes garantías especiales que nos alientan a confiar plenamente en El.

1. Dios Padre ha aportado garantías.

Durante muchos años Hebreos 6:13-19 ha animado a mi fe. Este pasaje de las Escrituras demuestra las medidas adicionales de Dios para darnos seguridad: “Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa. Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo” [2]

Puedes tener en cuenta estas “dos cosas inmutables.”

El carácter inmutable de Dios.

la naturaleza de Dios es verdad y Él siempre revela la verdad. Como declaró Moisés: “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” (Números 23:19). A diferencia de seres humanos falibles, Dios es confiable. En Santiago 1:17 dice, “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual (en Dios) no hay mudanza, ni sombra de variación.”

El apóstol Pablo también dio testimonio de la completa fiabilidad de Dios: “en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos,” (Tito 1:2).

Si alguien te ha mentido en varias ocasiones, cada nueva mentira reduce su credibilidad. Sin embargo, Dios siempre ha sido – y siempre será – veraz. En su oración sacerdotal, Jesús pidió al Padre, “Santifícalos en tu verdad. Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). El carácter de Dios el Padre garantiza que su palabra es cierta.

El juramento inmutable de Dios.

¡Cuan bondadoso fue el Señor con Abraham – el padre de los creyentes – cuando le dió un incentivo adicional para confiar en El! Dos cosas inmutables, el carácter de Dios y Su juramento, nos dan una garantía de la salvación prometida por Dios. Esta seguridad es un refugio de confianza ante las persecuciones, así como un ancla de seguridad frente al escepticismo.

Las promesas de Dios se han demostrado a través de generaciones tras generaciones. Mirando hacia atrás y observando las victorias de Israel en Canaán, Josué confesó a la nación, “Y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra; reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas.” (Josué 23:14; 21:45).

La promesa de Dios te asegura que El es digno de confianza. A la luz de las garantías del Padre, descansa en Sus promesas. El Señor te dice:

“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.” (Salmo 46:10).


(Primera Parte de Tres)
[1]. He estado deseando escribir un libro acerca de cómo evitar la morosidad, pero lo sigo dejando para mañana…

[2]. Citando Génesis 22:17


Derechos de Autor de John B. Woodward, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.

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