Las Raíces de la Inseguridad (4)

NOTAS DE GRACIA

4. Fe en la Fe

¿Alguna vez has dudado de tu salvación, porque tu experiencia de conversión fue menos sensacional que la de otra persona? Recuerdo en mis años de adolescencia que algunas veces quedaba impresionado por los testimonios de algunos que habían sido notorios bribones durante décadas y que habían sido salvados gloriosamente. Aunque me regocijo en la forma en que Dios redime tales vidas, me sentía inferior. Yo había recibido a Cristo como mi Salvador cuando tenía alrededor de siete años de edad – ¡muy joven para haberme metido en problemas sensacionales! Sin embargo, el Señor se deleita en la salvación de los jóvenes (Mateo 19:13,14). Los que han pasado años pródigos, suelen ser sinceros acerca de sus remordimientos. Si hubiesen llegado a Cristo antes, muchas de sus cicatrices se podrían haber evitado.

El apóstol Pablo glorificaba a Dios en su testimonio de la salvación: “habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (1 Timoteo 1:13-17;.. véase Hechos 9:1-22). Después de conocer al Cristo resucitado en el camino a Damasco, Saulo, el perseguidor, se convirtió en el apóstol Pablo.

La redención de Timoteo fue menos sensacional. El apóstol le recordó, “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también… y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” (2 Timoteo 1:5; 3:15; véase Hechos 16:1-3.).

La experiencia de la conversión de Pablo fue muy diferente a la de su joven aprendiz, sin embargo, ambas fueron igualmente auténticas. Aun así, tu testimonio no tiene por qué imitar a la experiencia de otra persona para ser real.

A veces la inseguridad es causada cuando un discípulo se centra en su fe más que en el Señor Jesús. Recuerda, Dios nos salva por la GRACIA en Cristo: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efe. 2:8, 9). ¿Cuál es la diferencia? Si estás confiando en la fuerza de tu fe, las dudas sacudirán la seguridad de tu relación con Cristo. Sin embargo, ¡si estás confiando en la obra terminada del Señor Jesucristo y confiando en Él como tu Salvador personal, tu seguridad se basa en ÉL!

No te deleites en la fuerza de tus convicciones, sino en la fidelidad de Dios: “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.” (Hebreos 7:25). Gracias a Dios, el Espíritu Santo nos convence de nuestra necesidad y nos permite poner nuestra fe en Cristo (1 Cor. 12:3). Incluso la fe que es aparentemente pequeña – como “un grano de mostaza” – se apodera de una salvación tan grande cuando brota de un corazón de arrepentimiento y se apoya en Cristo solamente (Lucas 17:6; Cf. 2 Tim 1:12).

La inseguridad de una fe débil no se resuelve necesariamente repitiendo el plan de salvación. Es por eso que el autor de Hebreos no repite el A, B, C del Evangelio para desafiar a los creyentes vacilantes. En cambio, la carta avanzó a verdades más profundas para motivar a los cristianos hebreos a refugiarse en Jesús el Mesías, a perseverar, y a crecer en su fe basada en el Nuevo Pacto (Hebreos 6:1-9). [1]

Por el contrario, algunos evangelistas parecen tener la intención de suscitar un cierto grado de inseguridad en el pueblo cristiano con el fin de llamarlo a una invitación donde REALMENTE sean salvos (no importa las pruebas de su devoción a Cristo). Aunque esto puede hacer que el evangelista y la reunión parezcan más exitosos, en realidad los creyentes pueden solamente estar regresando a su profesión inicial de la fe. Ellos tratan de hacer una oración de conversión más sincera en lugar de apropiarse de la victoria espiritual sobre la vida del yo (Romanos 6:6-14). Este ciclo de repetidas oraciones “de los pecadores” simplemente refuerza la inseguridad en vez de promover la garantía válida (Juan 10:27-29).

El valor de la fe depende del OBJETO de la fe. ¡En lugar de fe en la fe, tenemos que confiar en la fidelidad de Dios en Cristo!

Imagina que una persona dude de que esté vivo simplemente porque extravió su certificado de nacimiento. Esto simplemente sería paranoia, ¿verdad? La mejor prueba de una nueva vida es el crecimiento: “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” (2 Pedro 3:18).

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[1] Para un estudio mas detallado de Hebreos 6:1-9, consulta NOTAS DE GRACIA “La Cura de la Apostasía, Primera Parte”.

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Derechos de Autor de NOTAS DE GRACIA de John B. Woodward, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.

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