NOTAS DE GRACIA
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gal. 2:20)
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.” (Mateo 16: 24-25)
… Él nos sacó [de ‘Egipto’] con el fin de que entrásemos en [a ‘Canaán’]. Por la fe tenemos que cruzar de nuestra “vida en el desierto” e ingresar en la victoria de Cristo y Su Vida Resucitada. Debemos seguirlo en Su conquista.
Los israelitas habían sido sacados de Egipto y la esclavitud servil por la sangre del Cordero, pero no habían entrado aún en lo que Dios deseaba para ellos. A pesar de que estaban siendo cuidados y guiados por Dios, se atascaron en el desierto a causa de su incredulidad. Preocupados por su propia supervivencia, continuaban añorando los placeres de Egipto y no caminaban hacia adelante por la fe. Ellos estaban confiando en sus propias fuerzas y habilidades para agradar a Dios en lugar de ver que en su carne no habitaba nada bueno (Rom. 7:18). Dios les dio el Tabernáculo para establecer claramente el Evangelio delante de ellos y para revelar la venida del Mesías, Jesucristo. Esto claramente y poderosamente estableció la cruz como el camino de la redención.
Después de que Moisés murió, el Señor dijo a Josué que era el momento para que entrasen a la Tierra (prometida). Se les dijo que se “santificaran” y siguieran de cerca el arca del pacto cruzando el Jordán (Josué 3:5). El Arca es una de las más claras imágenes de Cristo en la Palabra de Dios. En los capítulos 3 al 5 del libro de Josué se encuentra un relato del paso milagroso cruzando el Jordán para entrar a Canaán. El Jordán se encontraba en época de inundación y era imposible cruzar de forma natural. Los sacerdotes llevaron el arca hasta el mismo borde del río, y tan pronto como sus pies se mojaron las “aguas huyeron” de la presencia del Señor. ¡Juan 1:28 nos dice que cruzaron el Jordán en el lugar exacto en que Jesús iba a ser bautizado años más tarde! Jordán significa “difundir juicio” y representó la muerte que el pecado merece. ¡Las aguas se retiraron todo el camino de regreso a una ciudad llamada Adán! Los sacerdotes tomaron su lugar en el centro del río y se quedaron allí hasta que “se hizo todo lo que Jehová había mandado” (Josué 4:10) y hasta que todas las personas habían pasado por lugar seco. Dios les dijo que también levantaran doce piedras tomadas del desierto en medio del río como un memorial para recordarles que su pasado estaba enterrado.
Desde el lugar donde los pies de los sacerdotes “estuvieron” se tomaron doce piedras que eran lisas y lavadas con agua. Se les dijo que las erigieran en Gilgal como un recordatorio permanente de que habían entrado a las promesas de Dios, y que el reproche de la carne había sido removido. Qué imagen tan impresionante de ser “sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Rom. 6:3,4). ¡Ellos tenían que seguir!
Gilgal se convertiría en su campamento de base para todas las operaciones en Canaán… ¡y representa la cruz en nuestra experiencia! (Josué 5:9). ¡Tenemos que seguir yendo a la cruz! ¡El día que salió del agua del Jordán era exactamente el mismo día en que cuarenta años antes habían tomado el Cordero en su casa para examinarlo antes de la Pascua! ¡Ese mismo día inmediatamente fueron circuncidados todos los varones por primera vez en 39 años! La aplicación de la navaja y las nuevas señales del pacto manifestaron sus intenciones de ser totalmente obedientes en su entrega. Entonces, después de tres días de curación, exactamente en la Pascua, se celebró la Pascua, por primera vez en 39 años. ¡Llego el momento del Calvario!
¡Ese mismo día el maná cesó y comenzaron a comer del fruto del grano de trigo de Canaán, participando de los frutos de la promesa! Ahora ya están listos, y el Señor se aparece a Josué como “el capitán del ejército del Señor.” Dios mismo vino para dirigir la conquista espiritual. Este no es otro sino nuestro Señor Jesús….y ¡sucedió en la misma mañana de la Fiesta de las Primicias (literalmente la mañana de la resurrección!). Inmediatamente marcharon hacia Jericó (“el lugar de la maldición”) y procedieron a seguir el Arca en obediencia específica y fe…. ¡y después de siete días de fe, los muros se cayeron!
(Parte 2 de 3) Al Whittinghill, Kneemail, edición de febrero de 2010, usado con permiso. awhittinghill@mac.com
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