Vosotros Que Sois Espirituales

NOTAS DE GRACIA

Vosotros Que Sois Espirituales

Si eres una persona “espiritual”, has aprendido a ser controlado por el Espíritu de Dios. Por lo general, tu mente, tu voluntad, y tus afectos están en armonía con el Señor. Hay muchas variedades de espiritualidad en nuestra cultura, aunque a menudo estos caminos metafísicos son callejones sin salida. La verdadera espiritualidad tiene que estar bien relacionado con Dios – el Ser espiritual supremo.

Jesús nos enseñó:”Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Juan 4:23-25)

Aquellos que han sido reconciliados con Dios por medio de Cristo, que han ido madurando en su fe, y que con prudencia pueden interpretar y aplicar la Biblia, son correctamente llamados “espirituales”. Esta es una cualidad importante si se quiere dar guía espiritual y ayudar a los atrapados en el pecado y el error.

El apóstol Pablo aconsejó:”Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” (Gálatas 6: 1,2; ver 2 Timoteo 2:15) [1].

Una vida santa y espiritual era una preocupación importante para el apóstol Pablo cuando fue inspirado para escribir 1 Corintios. Al vivir en una sociedad corrupta, la iglesia había caído en muchos problemas éticos y algunas enseñanzas heréticas. En los capítulos segundo y tercero, el apóstol identifica tres categorías de personas: el espiritual, el carnal, y el anímico (o natural). El hombre espiritual no sólo esta regenerado (ha nacido de nuevo), sino que también vive en armonía con el Espíritu Santo que le habita:

“En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo. De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.” (1 Corintios 2:15-3:1).

Los pensamientos del hombre espiritual se encuentran bajo el dominio de la revelación de Dios. Pablo ilustra la necesidad de la revelación divina con respecto a la composición del hombre. El papel del espíritu humano se especifica:

“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,” (1 Cor. 2:11-12).

El contexto sigue hasta llegar a reprender a los corintios por su negligencia en el crecimiento espiritual, lo cual identifica a una segunda clase de personas:

“Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” (1 Cor. 3:2-3).

La palabra “carnal” es sarchikoi, literalmente “carne”. El concepto de carne, cuando se usa éticamente, denota la parte caída del hombre, que está condicionada a funcionar de manera independiente de Dios. “La carne” está estrechamente relacionado con el “cuerpo de pecado” (Romanos 6:6) e involucra los pensamientos, actitudes, patrones de comportamiento que están en oposición al Espíritu Santo de Dios (Gálatas 5:17). A medida que el creyente se somete al control y el poder del Espíritu de Dios (Gálatas 5:16), no va a satisfacer los deseos de la carne (Gálatas 5:19-24). Este discernimiento es esencial para el progreso hacia la madurez espiritual (Hebreos 5:12).

La tercera categoría de personas en 1 Corintios es el de la persona natural (anímico):

“lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Cor. 2:13-14) [2].

El idioma español no expresa la precisión del griego aquí. “Natural” es la traducción de psuchikon, (anímico). La falta del adjetivo “anímico” (del alma) para corresponder al “espiritual” (pneumatikon) y al “físico” (somatikon), ha contribuido a la tendencia en contra de la tricotomía (el hombre como espíritu, alma y cuerpo) entre los escritores de nuestro idioma. El latín (y otras lenguas relacionadas) mantiene la claridad original con los adjetivos correspondientes al espíritu (espíritus) y alma (anima).

Richard Trench reconoció las implicaciones de los adjetivos “anímico” y “carnal” en la composición del hombre:

“El psuchikos de Las Escrituras es uno para quien la psique (alma) es la mayor fuerza motriz de la vida y la acción, en quien el pneuma (espíritu), como órgano del Pneuma divino, se reprime, como en reposo vegetativo, … a quien las actividades de este divino Espíritu nunca le han levantado al campos de las cosas espirituales (Romanos 7:14, 8:1; Judas 19).” [3]

Entonces, ¿cuál de estas tres categorías te identifica en estos días? ¿Por qué no lees y oras acerca del mensaje de 1 Corintios 1 al 3?. El Señor está preparado para guiarte en estos temas cruciales de la sabiduría, la fe y la espiritualidad.


[1] Este artículo es una adaptación del libro del autor, El hombre como Espíritu, Alma y Cuerpo: un estudio de la psicología bíblica, (capítulo 4) p. 61-64 (primera edición). La edición revisada está disponible a través de Grace Fellowship International o su tienda local de libros cristianos (a través de los distribuidores Ingram o Spring Arbor).

[2] La referencia principal acerca del hombre natural o anímico en 1 Cor. 2:14 es acerca de un hombre que no ha sido regenerado (que no ha nacido de nuevo; no es salvo), sin embargo, el creyente está todavía en la posición de ser influenciado por formas anímicas de la vida carnal.[3] Richard C. Trench, Sinónimos del Nuevo Testamento (Grand Rapids: Eerdmans, 1963), 269.

Derechos de Autor de John B. Woodward, 2011. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.

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