El Valor de la Humildad

NOTAS DE GRACIA

Mientras esperaba a un amigo en un taller de reparaciones de bicicletas, me di cuenta de un par de carteles muy graciosos. Uno de ellos decía:”Reglas de la casa: # 1: El jefe siempre tiene la razón. Regla de la casa #2: Si el jefe se equivoca, aténgase a la regla # 1.” Otro cartel bromeaba: “Aquellos de ustedes que piensan que lo saben todo son particularmente irritantes para aquellos de nosotros que si lo sabemos.” ¡A pesar de que se publicaron en broma, estamos conscientes de la tendencia humana hacia el orgullo!

Nuestro tema para los artículos de este mes es la humildad. Antes de bostezar, déjeme retarlo a que ponga a un lado cualquier impresión negativa sobre la humildad y la mansedumbre. Al echar un vistazo más de cerca, creo que vamos a descubrir algunos secretos sobre el tipo de disposición que debemos mantener para que la vida de Cristo se exprese sin cesar a través de nosotros.

Esta virtud debe tener un significado especial, pues en una de las descripciones que Cristo hizo de Si mismo. Cristo dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” (Mateo 11:29). Alguien ha definido la humildad como “la virtud de dar el crédito apropiado a Dios y a los demás por sus contribuciones a mi vida”. La humildad no es una reducción al mínimo de lo que Dios ha hecho en mí, para mí, y a través de mí. ¡Es el agradecimiento de una mente sobria que da a Dios toda la gloria!

Considera los comentarios de Andrew Murray acerca de la humildad que necesitamos tener como seres creados. “Cuando Dios creó el universo, fue con el único objeto de hacer de la criatura partícipe de Su perfección y felicidad, y así mostrar en él la gloria de Su amor, sabiduría, y poder. Dios ha querido revelarse a Sí mismo en y a través de seres creados comunicándoles a ellos una parte tan grande de Su propia bondad y gloria como pudiesen ser capaces de recibir. Sin embargo, Su comunicación no fue el dar a la criatura algo que pudiera poseer en sí misma, tal como un tipo de vida o bondad, de la cual pudiera estar encargado y desposeerse. De ninguna manera. Pero, ya que Dios es el Ser que vive para siempre, el que esta siempre presente, el que siempre está actuando en todas las cosas, que sostiene todas las cosas con La Palabra de Su poder, y en quien todas las cosas existen, la relación de la criatura con Dios sólo podía ser una de incesante y absoluta dependencia universal. El deber principal [de la criatura], su mayor virtud, su única felicidad, ahora y por toda la eternidad, es presentarse a sí misma como un recipiente vacío, en la que Dios puede habitar y manifestar Su poder y Su bondad.” (Humildad: La Belleza de la Santidad, p. 11,12) [alusiones a Heb 1:3; Col. 1:17]. Es posible que seamos reacios a pedir a Dios que nos de humildad porque tememos un poco de vergüenza o el fracaso como el método de enseñanza divino; (Como cuando oramos pidiendo la paciencia y lo próximo que experimentamos es la aflicción que nos enseña la perseverancia – ¡eso duele!). Sin embargo, los beneficios de nuestra humillación delante de Dios son muy beneficiosos para nuestra vida espiritual.

Si valoramos la sabiduría, no podemos permitirnos el lujo de descuidar la humildad. En Proverbios se nos aconseja:

“Ciertamente él (Dios) escarnecerá a los escarnecedores, Y a los humildes dará gracia.” (3:34)

“Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; Mas con los humildes está la sabiduría.” (11:2)

“La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.” (29:23)

“Riquezas, honra y vida Son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová.” (22:4)

Con el fin de apropiarnos totalmente de la Vida de Cristo como nuestra vida, debemos alejarnos de la vida centrada en el “yo”, la llamada “auto-vida”. Pablo dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gal. 2:20). ¿Qué otro simple remedio puede haber para la vida del “yo” que la humildad? Así como Cristo prometió: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” (Mateo 11:29).

Andrew Murray afirmó también: “La vida que Dios imparte no es dada de una vez por todas, pero cada momento de forma continua, a través de la operación incesante de su gran poder. Humildad, el lugar de la total dependencia en Dios, es, dado la naturaleza misma de las cosas, el primer deber y la mas alta virtud de la criatura y la raíz de toda virtud. De igual forma el orgullo, o la pérdida de la humildad, es la raíz de todo pecado y el mal.” (La Humildad, p. 12)

Se ha observado que sólo los pájaros más pequeños cantan. No podemos escuchar a un águila o a un halcón entonar una melodía, el pavo o el avestruz no son conocidos por sus sonidos musicales. En su lugar, son los pájaros más pequeños, tales como los canarios, los que producen la música más dulce. Del mismo modo, la dulzura de la gracia de Dios se expresa en y a través de los creyentes que son humildes delante de Dios; los que dependen plenamente de Su provisión en Cristo (Santiago 4:6). ¡Quiera Dios que nos humillemos diariamente para que podamos recibir más gracia!

Padre nuestro, aprovecha esta oportunidad para revelar mis tendencias al orgullo y mi propia voluntad. Así como mi Salvador fue manso y humilde de corazón, yo también anhelo serlo. De la forma en que me doy cuenta de mi debilidad, revélame Tu suficiencia. En el nombre de Cristo, Amén.

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Derechos de Autor de John B. Woodward, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.

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