NOTAS DE GRACIA: Entrega Total
Una de las condiciones esenciales para experimentar la “vida abundante” es la entrega total al señorío de Cristo. El texto clásico de la Escritura que habla directamente a esta necesidad es Romanos 12:1,2: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” El consejo de la vida práctica cristiana en los capítulos 12-15 gira en torno a esta exhortación fundamental. Echemos un vistazo más de cerca a lo que está involucrado en este compromiso total.
El Motivo de la Entrega Total
La advertencia de presentarse como un sacrificio vivo se basa en “las misericordias de Dios.” Cuando revises el contexto, observa cómo el apóstol establece el hecho de que la humanidad está irremediablemente perdida, aparte de las misericordias de Dios (Romanos 1:18-3:23), a continuación, Las Buenas Nuevas de la redención a través de Cristo es presentada. Esta salvación está disponible sólo a través de la gracia de Dios por la fe “(Romanos 3:24-26).
Cuando un pecador es salvo, él/ella confiesa el Señorío de Jesucristo:”que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (Romanos 10:9). Esto se refiere a la autoridad objetiva de Cristo como Rey de reyes; esto es lo que El es. Sin embargo, a menudo, a los creyentes les toma años aceptar las consecuencias subjetivas del señorío de Cristo sobre todas las áreas de la vida. El creyente debe convertirse en un discípulo plenamente entregado a su señor (ver Lucas 9:23). Esta es la razón por la que Romanos 12:1-2 se refiere a aquellos que ya han recibido a Cristo – aquellos que han experimentado “las misericordias de Dios.” [1]
A pesar de que este compromiso total es esencial para experimentar lo mejor de Dios, no es la única condición para la renovación personal. Muchos han respondido a las llamadas “al altar” y han “rededicado” sus vidas a Dios. Sin embargo, Romanos 6:1-14 muestra que Dios no está esperando a que nosotros dedicamos nuestros propios esfuerzos PARA vivir para El, sino que Él nos llama a la entrega y la confianza para que El pueda vivir Su vida A TRAVES de nosotros.
El Llamamiento a la Entrega Total
Todos los creyentes son retados a la entrega total a Dios como una expresión de gratitud por una salvación completa y gratuita. “… por las misericordias de Dios… presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo.” ¡Si eso suena radical, es porque lo es! De la misma forma que Isaac puso su vida en las manos de su padre, Abraham, en el Monte Moriah, el creyente debe entregarse completamente a sí mismo a Dios (Génesis 22). Dr. Carlos Salomón aconseja: “¡Si no te has rendido a Dios, entonces todavía estás peleando con El!” Si no hemos dicho “sí” a este llamado, Dios permitirá que las presiones providenciales aumenten hasta que – en las palabras de L. E. Maxwell – seamos “empujados hacia Cristo” como nuestro Señor y nuestra Vida.
Tenga en cuenta que el contexto describe esta entrega como una respuesta de amor agradecido, no como un deber legalista. Las misericordias de Dios nos motivan a aceptar esta convocatoria radical como nuestro “culto racional.” [2] ¿Si Cristo se entregó por nosotros como un sacrificio físico cuando NO merecíamos Su gracia, no debíamos voluntariamente presentamos a Él como sacrificio vivo, ya que Él se merece esta entrega?
El tiempo del verbo griego usado implica una decisión, como en una crisis. [3] Sin embargo, esta decisión debe ser acompañada de un proceso de entrega diaria (Lucas 9:23). Como alguien ha señalado, “el problema con los sacrificios vivos es que de vez en cuando se alejan gateando del altar.”
El Alcance de la Entrega Total
La entrega total del creyente es para ser “santo, agradable a Dios.” Aunque el nuevo nacimiento distingue al hijo de Dios posicionalmente (Hebreos 10:10), debemos presentarnos a Dios en la práctica. Como Pablo aconsejó a Timoteo:”Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra”. (2 Timoteo 2:20,21).
Esta actitud de disponibilidad es “agradable a Dios…” Por el contrario, una actitud de obstinación es una forma de idolatría, que es siempre INaceptable.
¿Cómo nos debemos entregar? Ser un sacrificio vivo implica renunciar a todos nuestros DERECHOS. Esto da la bienvenida a Dios como nuestro vindicador. Otros todavía tienen la responsabilidad de tratarnos con cariño y legalmente, sin embargo, renunciamos a estos derechos. Esto, por supuesto, es contrario a lo que enseña la cultura. ¡No nos debe sorprender que el texto nos advierte que esto no se ajusta al sistema del mundo! (Romanos 12:2).
También estamos llamados a entregar nuestras RELACIONES a Dios. Esto da la bienvenida a Dios como nuestra Suprema Relación. Como Cristo reafirmó, “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” (Mateo 22:37). A medida que perdemos nuestra “vida” independiente, [griego, psyché = alma] terminamos salvándola – encontrando la Vida Abundante (Mateo 16:25).
La historia registra cómo el famoso matemático, físico, y teólogo, Blaise Pascal, llegó al lugar de la entrega total. “… Pascal sintió una aversión extrema hacia las seducciones del mundo…. Su creciente deseo de retirarse del mundo fue confirmada el 23 de noviembre 1654 cuando experimentó lo que se conoce como su” segunda conversión”. El memorial escrito de esa experiencia, que llevaba a partir de entonces como una especie de amuleto, relata que desde las 10:30 hasta las 12:30 de la noche conoció al ‘Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no de los filósofos y los científicos’ , y que decidió ‘la sumisión total a Jesucristo …'” [4]
Amigo, ¿has respondido, como Pascal, al llamado de Dios, dándole “permiso” para hacer todo lo que soberanamente escoja con tu vida? Este “culto racional” abrirá una puerta a una experiencia mayor de la voluntad de Dios para tu vida, una voluntad que es “buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).
[1] La cuestión de la Salvación del Señorío ha polarizado a muchos líderes religiosos. Algunos han reaccionado ante la aparente “fácil creencia” de un evangelio superficial (asentimiento intelectual al mensaje de las buenas nuevas, aparte del arrepentimiento y del compromiso). Advierten que la fe salvadora requiere un reconocimiento personal de Cristo como Señor y Salvador (por ejemplo, John MacArthur, El Evangelio según Jesucristo. Zondervan. Cf. Mateo 7:21).
Otros reaccionan a las declaraciones de señorío que parecen agregar una condición de obediencia que comprometen el evangelio – las buenas nuevas de salvación solo por gracia, a través de la fe (por ejemplo, Zane Hodges, Absolutamente Gratis. Zondervan. Cf. Romanos 4:5).
Parece que ambas partes tienen preocupaciones legítimas. El señorío de Cristo debe ser aceptado con objetividad en el momento de la salvación, sin embargo, la respuesta subjetiva a Su autoridad es un proceso. “Por lo tanto, amados míos,…Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”. Sin embargo, esta expresión no se basa en obras de mérito, sino en la gracia y la vida de Dios que mora en nosotros: “…porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” (Fil. 2:12,13).
[2] “culto racional” es una traducción de dos palabras griegas. 1) “logikos” (relacionada con nuestra palabra “lógica”) que significa “razonable” y 2) “latreia” (relacionados con “nuestra palabra” liturgia) que significa “servicio divino”. El sentido de la frase es “este es nuestro servicio racional de culto.”
[3] Este uso del aoristo griego es discutido por Gerald McGraw en su libro, Lánzate (Un Estudio de la Santificación Dinámica) Camp Hill, PA: Christian Publications, Cáp. 18.
[4] Grandes Libros del Mundo Occidental, Vol. 30, (Enciclopedia Británica: 1952), V. VI.
Derechos de Autor de John B. Woodward, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.