Un niño, una vez escribió esta nota a un psicoterapeuta:
“Estimado Dr. Gardener,
Lo que me molesta a es que hace mucho tiempo una persona grande, un muchacho de unos 13 años de edad, me llamó “tortuga” y yo sé que él dijo esto debido a mi cirugía plástica. Creo que Dios me odia por lo de mi labio, y cuando yo me muera probablemente me mandará al infierno. “[1]
Este caso muestra cómo las emociones pueden afectar significativamente a la fe de una persona: Vamos a examinar la cuestión de las emociones y la influencia que ellas ejercen en nuestras vidas. ¿Cómo debemos considerar nuestros sentimientos mientras buscamos apropiarnos de la vida abundante en Cristo?
En primer lugar, debemos aceptar la validez de nuestras emociones. Una de las características de haber sido hechos a la imagen de Dios es que tenemos aquellas cosas que definen una personalidad, lo cual incluye las emociones (Gen. 1:27). En su perfecta humanidad, el Señor Jesús experimentó y mostró un amplio espectro de sentimientos. Se regocijaba en la salvación de los perdidos; lloró ante la tumba de Lázaro; Se angustió frente a las presiones de Getsemaní. Jesús expresó su indignación por los cambistas en el templo, la frustración con los escépticos, la compasión por las multitudes, y el compañerismo de los apóstoles. Ya que Cristo, “el Hijo del Hombre,” no era pecador, aceptamos sus emociones como una expresión adecuada de la naturaleza humana. Por lo tanto, no debemos considerar las emociones como algo necesariamente insignificante o carnal.
En segundo lugar, sabemos que las emociones nos pueden influir positiva o negativamente. Un ejemplo positivo de la influencia emocional está escrito en el libro de Esdras. Después de regresar del exilio en Babilonia, el remanente judío comenzó a reconstruir el templo del Señor en Jerusalén. (El templo fue construido originalmente por Salomón y había sido destruido durante la caída de Jerusalén en el año 587 a. C.) Cuando los judíos comenzaron a reconstruir el templo de Jehová, mostraron un amplio espectro de emociones: “Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová. Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.” (Esdras 3:11-13). ¡Sus sentimientos eran tan variados e intensos! Sin embargo, ellos se expresaron en el contexto del servicio a Dios.
El libro de los Números da un ejemplo negativo de la influencia de las emociones. Los israelitas se lamentaban teniendose lastimas a si mismos después de escuchar el informe de los espías “(relatando acerca de las defensas y los gigantes que habitaban Canaán (c.1440 A.C):”Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche. Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?” (14:1-3). A pesar de los buenos informes de Josué y Caleb, las reacciones emocionales de las personas les llevó a desobedecer a Dios y a rehusar a tomar posesión de la tierra prometida.
Las emociones negativas nos pueden impactar en formas muy diversas. Las situaciones con un alto contenido de estrés pueden desencadenar reacciones irresponsables basadas en emociones (Jueces 11:1-40; 1 Samuel 14:24-46). Del mismo modo, los fuertes sentimientos de amor romántico pueden llevar las parejas a relaciónes íntimas antes de que estén dispuestos a comprometerse a una relación madura e incondicional de amor conyugal.
Por lo tanto, reconocemos la influencia real de nuestras emociones – para bien o para mal.
En tercer lugar, nuestras emociones deben funcionar de acuerdo con sus PAPELES APROPIADOS. Esta función es similar a la función de los nervios en el cuerpo. Estas fibras, diseñadas para transmitir impulsos, llevan mensajes desde y hacia el cerebro a través de la médula espinal. ¡Algunas fibras nerviosas llevan los impulsos a razón de 60 a 100 metros por segundo! Ya sea que estas señales sean conscientes o inconscientes, dolorosas o placenteras, ellas llevan a cabo importantes funciones de comunicación. [2] Del mismo modo, las emociones ofrecen señales de varios mensajes dentro de nuestra alma.
Para usar otra metáfora, las emociones son como las combinaciones de colores en una paleta – ya sea rojo, azul, verde, amarillo o cualquier combinación de éstos. Diferentes ondas de luz producen los colores percibidos en la retina del ojo. Del mismo modo, nuestras emociones expresan la interacción de nuestras circunstancias, nuestra perspectiva, nuestros valores, nuestras elecciones, nuestra conciencia, y nuestros recursos – en el alma. Expresan “cómo nos sentimos” acerca de las cosas. [3]
Hay algunos “colores” que preferimos evitar por completo. Por ejemplo, es probable que optáramos por evitar todos los impulsos nerviosos que se puedan interpretar como dolor. Sin embargo, la investigación del Dr. Paul Brand ha demostrado lo importante que es el dolor. Señaló que la lepra causa la muerte de los nervios del tejido. Esto a su vez elimina una defensa vital contra aquello que lastimaría nuestro cuerpo. En poco tiempo el daño físico terrible a nuestro cuerpo aumentaría – ¡Debido a la falta de señales de dolor! [4]
¿Qué tiene todo esto que ver con la vida abundante”? Con frecuencia la gente busca asesoramiento debido a problemas emocionales. Tal vez hay sentimientos molestos de depresión, culpa, miedo, ira o amargura. Para ser precisos, no debemos culpar a las emociones por estos problemas – ¡normalmente sólo están haciendo su trabajo! Al igual que las sensaciones de dolor nos indican que debemos alejar la mano de una estufa caliente, estas emociones dolorosas hacen sonar una alarma interna. La manera de resolver estos problemas es ir al Señor para buscar Su forma de resolver estos conflictos y frustraciones (Mateo 11:28-30).
Por último, ¿qué papel tienen nuestros sentimientos en una vida continua de permanencia en Cristo? La necesidad principal es mantener las emociones SUBORDINADAS a nuestro espíritu, nuestra mente y nuestra voluntad.
La vida espiritual es eminentemente una vida de FE. Esto a menudo va en contra de nuestras emociones, que reaccionan a un cuerpo mortal, a un mundo material, a valores distorsionados, etc. ¡Abraham no DESEABA ofrecer a Isaac en el monte Moriah, sin embargo, creyó que Dios levantaría a su hijo de entre los muertos si Isaac era sacrificado (Gen. 22; Heb 11:17-19)! ¡El Señor Jesús no DESEABA ir a la Cruz, pero se hizo obediente hasta la crucifixión y llevó todos nuestros pecados para que pudiéramos ser redimidos! (Hebreos 5:7-9). Del mismo modo se nos exhorta a vivir por fe, no por vista [o por SENTIMIENTOS] -2 Cor 5:7.
David Tryon escribió acerca de la necesidad de vivir por la fe en lugar de los sentimientos: “Esta vida en la que has entrado es todo un andar a lo largo de una vida de fe. Algunas veces habrá emociones, sentimientos de gozo inexplicable llenos de gloria -, pero no siempre. Cuando los sentimientos vengan, será como el resultado de la fe, pero son parte necesaria de la fe y la falta de ellos no es en absoluto una prueba de que la fe es en vano. La fe se apoya, sin emoción, en hechos inmovibles, no en los sentimientos que están en constante cambio. Y así, para el mantenimiento de esta vida, en cuanto a su inicio, por el continuo ‘ser lleno con el Espíritu’, así como cuando fuimos ‘llenos’ al principio’, todo depende de tu fe… Cuando las circunstancias parecen imposibles, cuando todas las señales de la gracia en ti parecen estar en su punto más bajo, cuando la tentación es más feroz, cuando el amor y la alegría y la esperanza parecen estar casi extinguidos en tu corazón, entonces debes aferrarte, sin sentimiento y sin emoción, a la fidelidad de Dios. Debes aferrarte al hecho de que Él te ama infinitamente, y ahora incluso está trabajando en ti poderosamente…” [5]
Nuestras emociones también deben estar subordinadas a nuestras MENTES. Nuestra cultura occidental parece pensar más a través de sentimientos que a través de la lógica. Esto enreda nuestras convicciones morales también. Una canción popular llamada “Tú iluminas mi vida” contiene las líneas: “No puede ser malo, cuando se siente tan bien…” En cambio, debemos derribar los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2 Cor 10:5). Al igual que un piloto experimentado vértigo, tenemos que volar de acuerdo a los “instrumentos” de la confiable Palabra de Dios.
Para mantener un enfoque centrado en Cristo, los sentimientos deben estar subordinados a nuestra VOLUNTAD. Debemos aceptar la voluntad de Dios que es “buena, agradable y perfecta”, sin embargo, nuestros sentimientos a menudo discrepan. Hannah W. Smith destacó la importancia de mantener nuestra voluntad rendida a Dios: “La idea común es que esta vida escondida con Cristo en Dios es para ser vivida en las emociones, y por lo tanto toda la atención del alma se dirige hacia ellas. En la medida que las emociones son satisfactorias o no, el alma descansa o encuentra problemas. Ahora bien, lo cierto es que esta vida no es para ser vivida en las emociones en lo mas mínimo, sino en la voluntad, y por lo tanto los diferentes estados emocionales no pueden perturbar o afectar en lo mas mínimo la realidad de la vida, si solamente la voluntad es mantenida con firmeza inquebrantable en su centro, la voluntad de Dios.” [6]
Este estudio rápido ha buscado una perspectiva bíblica, práctica y equilibrada sobre las emociones. Dios nos hizo con emociones y ellas son muy influyentes, pero deben estar bajo el dominio de nuestra conciencia renovada, nuestra voluntad rendida a Dios, y nuestra mente creyente. “¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios.” (Is. 50:10). ¡Aunque no lo sientas, Dios te ama! Así que sigue caminando por la fe.
NOTAS DE GRACIA La Paleta de Tus Emociones, Por John Woodward 27 de noviembre 2000
Notas
[1] James Dobson, Emociones: ¿Puedes Confiar en Ellas? (Regal Books, 1980), p. 12 [corregí la ortografía de la carta, pero no su gramática.]
[2] “Fibras Nerviosas” en El Diccionario Médico de Enfermería Y Salud Afines de Mosby.
[3] Confieso que estos conceptos se basan en las reflexiones de mi experiencia de consejería. Me gustaría escuchar tus comentarios al respecto.
[4] Philip Yancey, ¿Dónde Está Dios Cuando Duele?
[5] Tryon, David, Pero ¿Cómo? (Folleto de Moody Press) p. 27, 29 Disponible en línea en http://www.GraceNotebook en “clásicos”
[6] Hannah Whitall Smith, El Secreto del Cristiano Para Una Vida Feliz, (Biblioteca Bíblica Digital Ages, edición interactiva por Rhinosoft) p. 46. También disponible en línea en http://www.ccel.org
Derechos de Autor de John B. Woodward, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo