Un Mensaje Sorprendente

Recuerdo vivamente asistir a un seminario hace once años en la universidad bíblica Ontario Bible College en Ontario, Canadá. Luis Palau estaba en la ciudad para hablar sobre la vida cristiana y la evangelización. Yo había admirado su ministerio de evangelización por todo el mundo y sentía que en él había una verdadera integridad espiritual. Me apresuré para aprovechar la oportunidad de aprender de él en persona.

Dado que se trataba de un seminario de dos días, decidí ahorrarme el tiempo de viaje y pasar la noche en la escuela – por cortesía de mi amigo Danny. (Estaba estudiando en el seminario de la escuela y tenía una habitación en el dormitorio.) Después del primer día de reuniones, llamé por teléfono a mi casa. Mi esposa, Linda, estaba esperando a nuestro cuarto hijo y se le había programado un examen de ultrasonido ese día. Yo estaba ansioso por hablar con ella y escuchar como le había ido. Cuando hablamos por teléfono, me preguntó: “¿Estás sentado?” Tomé un asiento. “O.K, estoy sentado, ¿por qué?” “Se trata de la ecografía de hoy”, continuó Linda. “Fui al hospital y me sometieron al procedimiento. Mientras el técnico operaba la máquina, yo en broma le comenté que había soñado que iba a tener trillizos. Después de una mirada más atenta a la pantalla, el hombre dijo, ‘Bueno, te equivocaste por uno, ¡solo vas a tener gemelos!” Sí, yo estaba contento de que me había sentado. El siguiente mes de julio, Stephen y Jared llegaron sanos y salvos. Cada vez que pienso en ese seminario con Luis Palau, recuerdo el mensaje sorprendente y alegre de mi esposa: “Vamos a tener gemelos!”

Del mismo modo, he notado que las personas a menudo se sorprenden cuando reciben un mayor conocimiento de la vida abundante en Cristo. Los corintios probablemente se asombraron al leer por primera vez, “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;” (1 Corintios 1:30). Escribiendo sobre este texto, Andrew Murray destacó el trabajo de la gracia de Dios de unir espiritualmente a los creyentes con Cristo: “La vida cristiana depende de la conciencia clara de nuestra posición en Cristo … Lo más esencial para permanecer en Cristo es la renovación diaria de nuestra seguridad en la fe “Yo estoy en Cristo’… Nada exaltará el regalo de la gracia, y obligara al hombre a su más profunda reverencia, que el conocimiento de este misterio, ‘DIOS en Cristo. ‘” [1]

¡Con qué frecuencia dejamos que la debilidad, la culpa, la ansiedad, y la depresión nos agobien! La vida abundante implica la renovación de nuestras mentes para reconocer como cierto lo que Dios dice acerca de nuestra importancia y seguridad en Cristo. Murray continuó: “Por Dios estoy en Cristo: creado de nuevo, hecho una rama de la Vid, preparado para llevar fruto. Quiera Dios que los creyentes dejen de mirar primordialmente a sus viejas naturalezas [la carne], y de quejarse de sus debilidades, como si Dios les hubiese llamado para hacer aquellas cosas para las cuales no están capacitados. Quiera Dios que ellos acepten de una forma gozosa y confiada la revelación maravillosa de cómo Dios, al unirles a Cristo, se ha hecho cargo de su crecimiento espiritual y de su capacidad para llevar frutos. ¡Cómo desaparecerán todas las dudas y perezas enfermizas bajo la influencia de este poderoso motivo… sus naturalezas enteras se elevarán para aceptar y cumplir sus gloriosos destinos!” [2]

En la autobiografía de Luis Palau, él recuerda su lucha personal como estudiante de primer año en la Escuela Bíblica de Multnomah, en Oregon. Su maestro de clases sobre la vida espiritual siempre abría las sesiones de clases con la cita de Gálatas 2:20. Sin embargo, su significado parecía burlarse del joven evangelista. Palau confesó: “Si tuviera que describirme a mí mismo en esos días, yo tendría que decir que era envidioso, celoso, demasiado preocupado y egocéntrico, y ambicioso en un grado incorrecto. Ninguna cantidad de la lucha conmigo mismo me ha librado de esos pecados. Y, sin embargo lo intenté. Sabía que era terrible, pero me sentía despreciable, yo odiaba la idea de que yo era un hipócrita.” [3] Podemos decir que el ser un seguidor devoto de Cristo no garantiza el entendimiento o la apropiación de la vida victoriosa.

Me he sorprendido al conocer algunas ideas esenciales sobre la vida de gracia. Si has nacido de lo alto (Juan 3:3), estás en Cristo. Considera algunas de estas bendiciones:

1. En Cristo, eres espiritualmente UNO CON Él (1 Cor. 6:17). No sólo Cristo murió por ti, pero has muerto con Cristo. “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Él…” (Rom 6:6; Cf. Gal 2:20). De hecho, también fue enterrado con Él, resucitado con él, e incluso ha ascendido con Él (Rom 6:4; Ef. 2:5-6). ¡Esto tiene implicaciones radicales para tu vida espiritual!

2. En Cristo, ERES LIBRE de la autoridad del pecado. El “viejo” hombre está ahora fuera del cuadro: “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.” (Rom 6:6). ¡Qué liberadora verdad! (Juan 8:32).

3. En Cristo, eres PARTICIPE DE SU VIDA RESUCITADA: “Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con élPorque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”. (Rom 6:8,10-11). Esta vida de resurrección es nuestro recurso para vivir victoriosamente (Ef.1:16-21).

4. En Cristo, tienes una NUEVA IDENTIDAD. Aunque todavía tienes una identidad relativa basada en tu género, raza, personalidad, estado civil, etc., estas son secundarias: “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” (Gal 3:26-28). ¡Debido a que tu identidad esencial se basa en el renacimiento espiritual, de ti se dice que eres un creyente/sacerdote, un conciudadano de los santos, un miembro de la familia de Dios, un embajador de Cristo, y la hechura de Su mano! (1 Pedro 2:9; Ef. 2:19, 10; 2 Cor 5:20; Ef. 2:10). Esto nos inspira a palabras y acciones dignas que adornen la doctrina de la gracia de Dios (Tito 2:10).

5. En Cristo, tienes una NUEVA NATURALEZA. Como Pablo declaró: “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;” (Rom 7:22). ¡Al verdadero tú le corresponde vivir de acuerdo a la justicia! “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.” (1 Juan 3:9). [4] Ya que un buen árbol no puede dar malos frutos, los malos deseos se atribuyen a la carne. Este aspecto carnal del alma ESTA en nosotros, pero NO ES nosotros. ¿Suena esto como una sutileza teológica? – Al parecer, pero no para el apóstol Pablo. De acuerdo a Rom. 7:20, precisó: “Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.” (Rom 7:20). Por supuesto, esto no excusa nuestra responsabilidad por nuestras acciones. Sin embargo, es reconfortante saber que tu naturaleza esencial (espíritu) es santa y completamente del lado de Dios. Cuando el creyente es nacido de nuevo, el ADN de Dios se coloca en su espíritu humano – para usar la frase de Pedro, hemos sido hechos partícipes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4).

Luis Palau llegó a descubrir estas verdades de la vida abundante en Cristo. El comandante Ian Thomas habló en un servicio de capilla de Multnomah sobre el tema: “Cualquier viejo arbusto sirve.” Así como Dios estaba en la zarza ardiente cuando llamó a Moisés (Éxodo 3:3), igualmente Él tiene que trabajar en y a través de los creyentes ordinarios para cumplir Su voluntad. [5] El mensaje impactó a Palau: “Me di cuenta de que yo era ese tipo de arbusto: el inútil montón de palos secos sin valor. No podía hacer nada para Dios. Toda mi lectura y mi estudio… el tratar de modelarme a la imagen de otros, no servía para nada… Sólo Él puede hacer que algo suceda. Thomas habló de muchos trabajadores cristianos que al principio fracasaban porque pensaban que tenían algo que ofrecer a Dios… Yo pensé, ‘eso es exactamente mi situación. Estoy al final de mí mismo.” Cuando Thomas cerró con Gálatas 2:20, todo tuvo sentido para mí.”Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”. No te puedes imaginar la liberación completa que sentí como resultado de esa pequeña charla en la capilla. Mis años de búsqueda habían llegado a su fin. Surgirían muchos otros problemas que tuvieron que ser solucionados sobre la base del principio en Gálatas 2:20, pero mi mayor lucha espiritual se había acabado. Dejaría que Dios fuese Dios y que Luis Palau dependiera de El. Corrí a mi habitación a llorar y caí de rodillas junto a mi litera. Oré en mi español nativo.’Señor, me doy cuenta. Lo entiendo. Veo la luz al final del túnel. La cosa no es ‘yo, sino Cristo en mí.’ No es lo que voy a hacer por ti, sino lo que Tú vas a hacer a través de mí. ‘” [6]

Tal vez has estado buscando algo más en tu caminar con Dios. Él ha proporcionado una calidad única de vida en Cristo – una vida que quizás no has estado esperando. ¡Como hijo de Dios, Jesús es tu Salvador, tu Señor, y la VIDA! Este es tu derecho de nacimiento, tu patrimonio. Te puedes sorprender, pero este mensaje es bíblico y práctico. Vamos a difundir las buenas nuevas de cómo Dios libera a los pecadores y los santos por su gracia.


Notas:

[1] Andrew Murray, Permaneced en Cristo, (CLC, 1968), p.39, 41.

[2] Ibíd., P.42-43. [El énfasis es mío]

[3] Luis Palau y Jerry B. Jenkins, Luis Palau: Llamando a las Naciones a Cristo, (Moody Press, 1980), p.145.

[4] Aunque el apóstol no declara que podemos ser totalmente libre de pecado en esta vida (1 Juan 1:8-10), él parece decir que el pecado nunca surge de nuestro espíritu humano regenerado. Vea la exposición de David Needham en: Vivo por Primera Vez, p.116-123.

[5] Véase Ian Thomas, La Vida Salvadora de Cristo, (Publicaciones del Torchbearer, 1961), p.61-71.

[6] Palau y Jenkins, p.152-153.

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Derechos de Autor de John B. Woodward, 2001, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.

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  • “I have been crucified with Christ; it is no longer I who live, but Christ lives in me; and the life which I now live in the flesh I live by faith in the Son of God, who loved me and gave Himself for me.” (Galatians 2:20)

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