NOTAS DE GRACIA
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:1-5).
La paz y la esperanza son los frutos inmediatos, no solamente la justificación, sino también la reconciliación, la paz con Dios, ser traídos a Su presencia, ser contados como justos y rectos, una obra en nuestro interior. No tenemos conciencia de culpa, porque tenemos la paz. En lugar de ira, tenemos vida, y la “entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes”. Tenemos una posición, una nueva relación con Dios, una nueva postura delante de él, un corazón nuevo, una nueva perspectiva, una nueva esperanza, un nuevo futuro.
Tres veces encontramos la palabra regocijo – nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios, nos regocijamos en las tribulaciones, y nos gloriamos en Dios. En Romanos 3: 23 se nos dice que todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. “¿Qué es esta “gloria de Dios”? No puede ser otra cosa que el ideal definitivo que Dios tenía para la vida y el carácter del ser humano. La gloria de Dios representa todo aquello que pertenece al hombre en el propósito de Dios en la creación de él. Estamos destituidos de tal gloria por el pecado, pero ahora, firmes en la gracia, nos regocijamos en la esperanza de la gloria. Donde la creación falló (a través de la caída), la redención triunfa. El propósito creador de Dios se cumplirá. Cristo ha pactado con Dios el Padre para que todo esto se cumpla.
El hombre nunca puede ser verdaderamente hombre si no es un recipiente para lo Divino. Nunca fue la intención de Dios que el hombre viviera su vida separado de Dios. Dios debe ser su vida – Dios en Cristo. La gloria del hombre es realmente la gloria de Dios, porque es la vida, la sabiduría, el poder de Dios, que va a ser su vida, su sabiduría y su poder. ¡La gracia más la gloria!
La justificación es sólo el comienzo. El final es la gloria. El camino es la gracia, pero es la gracia más la gloria. Él da la gracia para que pueda dar la gloria. Esa es la esperanza – ¿es realizable? Sin lugar a dudas. ¡Hay dificultades, tribulaciones, sin embargo, nos regocijamos en la esperanza, a pesar de ellas! No, no a pesar de ellas, sino a causa de ellas. Ellas alimentan nuestra esperanza, Dios debe permitirlas debido a nuestra necesidad de disciplina. El carácter no puede desarrollarse sin disciplina, y la gloria nunca llega sin carácter. Estos son los pasos – tribulaciones, disciplina, carácter, gloria – ¡y la esperanza se regocija en medio de todo esto! (v.2).
La vindicación de dicha esperanza es cierta. “y la esperanza no avergüenza” (v. 5). ¿Por qué? Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Dios nos ama, tenemos la experiencia del corazón de dicho amor, que baña todo nuestro ser, y estamos convencidos de que ninguna cosa creada nos podrá separar de ese amor de Dios en Cristo Jesús nuestro Señor ([8:39).
A pesar de que éramos enemigos, Dios nos ha amado (v. 10). Cuando se trataba de los pecadores, fue el Mesías quien murió por los pecadores, pero cuando Él murió por Sus enemigos, murió como el Hijo. ¿Por qué tal contraste? Para que podamos sentir más y más el amor de Dios. De tal forma nos ha introducido a Su familia, donde el Padre de nuestro Señor se convierte en nuestro Padre. Por la muerte que Murió, nos salva hasta lo sumo; por la vida que Vive, Él nos salva hasta lo sumo. Tan seguros estamos de la esperanza que nos regocijamos, como si la promesa si hubiera cumplido, porque el amor de Dios es derramado en nuestros corazones. Nuestro presente es la gracia, la paz y la esperanza; nuestro futuro es la gloria. Nos regocijamos “en Dios “, de quien ya hemos recibido la reconciliación (v. 11).
Este artículo es un extracto de El Evangelio Para el Creyente de R. B. Jones. Este capítulo completo (1) está en línea en https://gracenotebook.com/es/el-evangelio-para-el-creyente-1/
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Derechos de Autor de NOTAS DE GRACIA de John B. Woodward, 2010. Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.