Un Testimonio Personal

Al igual que Timoteo en la Biblia, el Señor me bendijo con una abuela y una madre piadosas – que fueron una gran inspiración para mí. Comenzaron a leerme historias de la Biblia a una edad temprana. No pasó mucho tiempo antes de que me enamorara de las increíbles proezas heroicas de los personajes bíblicos. Esto me motivó a desear el mismo tipo de vida sobrenatural para mí.

UNA PERSONA NUEVA

Cuando yo tenía once años, mi maestro de escuela dominical, Dale Carter, compartió el evangelio conmigo. El Señor me reveló que Su muerte en la cruz era aplicable a mi vida. Cuando vi mi necesidad de Cristo, experimenté una fuerte convicción de pecado. Cuando nos arrodillamos allí, en el aula, gustosamente acepté a Cristo como mi Salvador.

Lloré lágrimas de alegría ese día, cuando sentí la paz y la misericordia del Señor. ¡Alabado sea Dios, mi nueva vida en Cristo acababa de empezar!

Durante los próximos diez años, aunque me mantuve activo en la iglesia, sentí una creciente insatisfacción en mi vida. Todos mis conocimientos de la Biblia y las actividades de la iglesia no podían producir la paz y la alegría que yo pensaba que eran parte de vivir la vida cristiana. He descubierto que me hundía en el pozo de la desesperación sin esperanza. La culpa de mis propios fracasos pesaba sobre mí. Llegue a la conclusión de que yo era un cristiano derrotado.

UN CRISTIANO DERROTADO

Mi único rayo de esperanza estaba en la dulce eternidad después de mi muerte. Intenté consolarme con estas palabras: “Bueno, al menos cuando yo muera, sé que voy a estar con el Señor en el cielo.”

Verdaderamente, eso era una gran bendición. Sin embargo, eso tuvo muy poco efecto sobre el amargo presente. Hasta ahí llegaron mis esperanza acerca del futuro – lo que yo necesitaba era una transformación en el presente.

Providencialmente, el Señor responde a los gritos desesperados de nuestros corazones – incluso cuando están tan débiles y equivocados como el mío. ¡Gracias, Señor!

Él, en Su gracia, envió una compañera piadosa a mi vida. Mientras me encontraba en la universidad, conocí y me casé con mi preciosa esposa, Lue. Ella se convirtió en el catalizador para mi renovación espiritual personal. Después, nos unimos a una pequeña iglesia rural en el este de Texas. Nos enfrascamos en un estudio cuidadoso y prolongado de Las Escrituras. Este fue mi esfuerzo desesperado por encontrar respuestas significativas a los problemas críticos de la vida.

Yo todavía tenía que descubrir la vida que se veía en aquellos piadosos personajes de la Biblia que yo había amado cuando niño. También observé la calidad de vida registrada en la Biblia de una manera real y dinámica a través de un laico en nuestra iglesia llamado Clifford Sharp.

Me cautivó su fe sencilla y ferviente, su audacia, su poderosa vida de oración, y su fidelidad al testificar. Él y su esposa Inés emanaban el amor y el gozo del Señor. Esto produjo en mí una profunda hambre y sed de justicia verdadera.

A pesar de ser muy sincero y dedicado, descubrí que tenía el mismo malentendido que ocurrió con los gálatas. Habiendo comenzado por el Espíritu, habían estado tratando de ser perfeccionados por la carne. Yo estaba tratando de hacer el trabajo de la vida cristiana por medio de actividades religiosas celosas y disciplinas bíblicas. Entonces comprendí que mis fuerzas y habilidades humanas – aunque estaban ocupadas en buenas actividades bíblicas – eran tan inadecuada para vivir la vida cristiana como lo habían sido para dar comienzo a la vida cristiana.

UNA VIDA LIBERADA

Fue entonces cuando Romanos 1:17 – “…Mas el justo por la fe vivirá.” – adquirió un nuevo significado para mí. Abandoné mis propios esfuerzos humanos (las obras de la carne) y entré en Su reposo.

A la medida que entregue mi vida al Señor, el Señor graciosamente me llenó del Espíritu Santo. Empecé a vivir de la misma manera en que Lo había recibido al principio – por la gracia por medio de la fe (Efesios 2:8).

Finalmente entendí. Cristo no había venido a darme vida. El vino para ser mi vida, y El lo es. ¡Ahora Cristo es mi vida!

Una vez que entregué totalmente mi vida a Cristo para que llevara a cabo Sus planes en mí, fui capaz de saber cuáles eran esos planes. Como resultado, en el otoño de 1971, el Señor me reveló Su propósito para mi vida. Me había hecho para ser un ministro. A través de la asistencia de una multitud de consejeros, Dios confirmó Su llamado al ministerio cristiano. Luego me fui en busca de mi llamamiento.

UNO CON CRISTO

Sin embargo, en 1975, ya había llegado al final de la enseñanza cristiana. Irónicamente, algunas de las cosas que había aprendido en realidad causaron que mi vida cristiana comenzara a deteriorarse. Una vez más sentí que estaba perdiendo terreno. La simplicidad en Cristo, que yo había encontrado como algo tan liberador, se me iba de las manos.

Misericordiosamente, Dios me liberó de otro yugo de esclavitud. A través de un verso de Las Escrituras – citado por un evangelista, mis ojos se abrieron. “En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.” (1 Juan 4:17).

¡Finalmente entendí! De hecho, soy una sola cosa con Cristo. Me he convertido en todo lo que Él es, en unión con El.

Se habían ido los días cuando trataba de ser más como Cristo. Ahora, podía descansar y permitir que Cristo fuese Si mismo en mí. ¡Oh, qué alegría el vivir simplemente en la conciencia de Su presencia permanente en mi!

Dios me dejó claro que la naturaleza de mi ministerio es el proclamar el mensaje liberador de nuestra unión con Cristo y el poder transformador del Espíritu Santo. Mi deseo es ayudar a las personas a participar de Su vida. ¡Alabo a Dios por Su gracia todo-suficiente que me ha permitido llevar a cabo este llamamiento en mi vida!

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El Dr. Lewis Gregory co-fundó SOURCE MINISTRIES en noviembre de 1982. Este ministerio se especializa en el discipulado y la formación de líderes. Él es el autor de “El Nuevo Usted”. Dirección: PO Box 391852, Snellville, GA 30039. Teléfono: 770-979-9804. Correo electrónico: source@integrity.com. http://www.sourceministries.net

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Se concede permiso para reimprimir (con crédito) para uso no comercial. Citas de la Biblia fueron tomadas de la versión RVR 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. Traducción de J A Toranzo.